martes, 28 de abril de 2020

675 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE SAN PEREGRINO LAZIOSI.




En la ciudad italiana de Forli, cercana a Rávena, el día primero de mayo del año 1345 en el convento de los religiosos de la Orden de los Siervos de María fallecía uno de sus hermanos, Fray Peregrino Laziosi. La noticia de su muerte atrajo fieles de todas las poblaciones cercanas, siendo imposible esa noche y las siguientes poder cerrar las puertas de la muralla de Forlí  pues durante ese tiempo no dejaron de suceder curaciones milagrosas. La fama de santidad de Peregrino lo elevó pronto a un culto continuado en torno a su tumba,  siendo reconocido su culto  en 1609 por Pablo V  y canonizado en 1726 por Benedicto XIII.



La vida de San Peregrino es conocida gracias a una primera biografía escrita por un religioso servita coetáneo y traducida en latín humanista clásico en 1483 por Nicolò Borghese (1432-1500).  Su historia es la de un joven de noble familia, rebelde y enfrentado al poder terrenal del papado en los enfrentamientos entre Guelgfos y Guibelinos, que se enfrenta a San Felipe Benicio que abogaba a que la ciudad de Forlí volviera a la obediencia del papa Martín IV. Peregrino se enfrenta al religioso servita, lo increpa y abofetea, la respuesta pacífica de San Felipe hace reflexionar al joven Peregrino que busca al religioso para pedir perdón. Corre el año 1282 y en la Catedral de Forlí ante la imagen de la Virgen decide marchar a Siena donde san Felipe lo recibe en su comunidad y donde convivirá con otros dos santos, los beatos Joaquín y Francisco.



Más tarde, en 1295,  Peregrino volverá a su ciudad, esta vez no como rebelde sino como un maestro espiritual entregado al cuidado de  los más débiles y enfermos. Contaba sesenta años cuando en una de sus piernas aparece un tumor cancerígeno que poco a poco gangrena toda la pierna y los médicos aconsejan amputar el miembro, la noche antes de la operación nuestro santo se arrodilla ante la imagen del Crucificado que le toca la pierna y esta queda curada. El conocimiento de este hecho se extiende rápidamente y será muy conocido pues aún vivirá Peregrino veinticinco años más,  continuando su entrega a los fieles.

Su tumba se convertirá en lugar de peregrinaciones de enfermos de todo tipo, sobre todo  de aquellos que sufrían de tumores, cáncer y gangrenas. El aceite de la lámpara que ilumina su sepulcro se empieza a considerar como remedio contra estos males, impetrándose su ayuda para estas dolencias.


CULTO CON MOTIVO DE SU FESTIVIDAD
Nuestra fraternidad ha venido dando culto a San Peregrino y desde hace años custodia y venera una Reliquia autentificada que nos remitió la Orden. El número de fieles devotos ha venido en aumento siendo varios los que cada año con motivo de la exposición de la reliquia a inicios de mayo se trasladan desde diversas poblaciones cercanas para venerar al Santo y poder después llevar el "oleo de san Peregrino" que se bendice en la Eucaristía. Este oleo es un aceite perfumado que nos recuerda el de la lámpara junto a su sepulcro y a la vez el bálsamo que supone para los enfermos y familiares la oración.



Dadas las circunstancias especiales que concurren en estos momentos, la celebración de la Misa en honor de San Peregrino tendrá lugar este domingo día 3 a las 12:00 hrs. en nuestra parroquia la Prioral de Santa María de Carmona, retrasmitiéndose a través de la página https://www.facebook.com/pastoraldepatrimoniosantamaria/
Para la conmemoración del 675 aniversario del tránsito de San Peregrino,  nuestra Fraternidad ha realizado diversas ediciones:.
.- Nuevo formulario del oracional de la Orden a san Peregrino.  
.- Estampa con la oración propia y un pequeño fragmento de tejido tocado a su reliquia.
.- Medalla, edición limitada y facsímil de la medalla conmemorativa de su Canonización cuyo original conserva nuestra fraternidad y que ha sido sufragada por un devoto

domingo, 26 de abril de 2020

EL GOBIERNO DE LA ORDEN TERCERA A TRAVÉS DE SU REGLA PRIMITIVA.(2)


Los terciarios servitas de Carmona obtuvieron las aprobaciones diocesana y civil  de su regla en 1783/84, tratándose más bien de unos estatutos particulares, una adaptación local del ordenamiento y marco jurídico determinado en la bula "Sedis apostolicae providentia" concedida por el Papa Martín V - a solicitud de la Orden de los Siervos de María-  para los laicos que deseaban vivir, como conversos o devotos, una más intensa vida evangélica según la espiritualidad de la orden. Estas personas, que se vinculaban a la Orden, podían ser individuos, parejas de esposos, o también confraternidades.


El gobierno de la Tercera Orden en las Constituciones de Martín V.
La celebración del Concilio de Constanza (1414-1418) y la elección como pontífice de Martín V  traerá la paz a la Iglesia dividida por el cisma de occidente, propiciando un deseo de renovación religiosa y en el que los laicos tendrán un destacado papel. El papado usará la espiritualidad de las órdenes terceras para la reforma.
El 16 de marzo de 1424 Martín V aprueba la regla de la tercera Orden de los Siervos de María. La Regla “de Consortio Servorum sanctae Mariae” define un grupo diverso de hermanos de diferentes por cultura, clase social y profesión. Hay también sacerdotes. Los hermanos y hermanas presenta un tipo de vida basada en la fraternidad, oración y pobreza. La escucha de la Palabra tiene un lugar central en las reuniones periódicas. Ayunos, abstinencias, silencio y despego de todo vínculo mundano, indican la seriedad del camino de conversión. Un particular cuidado es orientado hacia los enfermos, especialmente aquellos más pobres, en donde la fraternidad se compromete a sostener aun materialmente.
Las Constituciones, determinan en los capítulos 17 y 18 el gobierno de los terciarios servitas y cuya presidencia ocupa la  figura de corrector que gobierna directamente a los varones y cuenta para el grupo de mujeres con la ayuda de una Priora.
Hasta la reforma de la Regla aprobada por León XIII el 15 de diciembre de 1882 la Orden de los Siervos vendrá realizando interpretaciones de la de Martín V  para ir adaptándolas a los cambios sociales y religiosos con el fin de revitalizar la vida de sus fraternidades laicas. Tras la publicación del primer código de Derecho Canónico, Pío XI  modificará la Regla en 1925. La revisión más reciente fue aprobada por la Santa Sede el 29 de abril de 1995, y se convirtió en la Regla de Vida oficial para todos los miembros de la Orden Seglar de los Siervos de María el 15 de agosto del mismo año, a la que se acogieron los terciarios carmonenses en 2000 por decreto del Prior General.


La Regla de 1783.
Desconocemos el texto original de la regla presentada por el grupo de terciarios al Real Consejo de Castilla en 1779 pues éste obligó a la modificación de algunos de sus artículos tras el enfrentamiento entre esclavas y terciarios en San Bartolomé. Realizados los cambios de algunos de sus artículos y la elección de una nueva sede, la regla fue ratificada por el Provisor del Arzobispado de Sevilla en junio de 1783 y la aprobación Real el 28 de septiembre del siguiente año.

Del texto definitivo aprobado conocemos dos copias, además del  original remitido con la aprobación y el sello del Consejo,  una en el archivo General del Arzobispado y otra adjunta al primer Libro de Actas de la V.O.T.- recientemente reintegrado a nuestro Archivo- .
Estas reglas, en el uso actual del término, son más bien unos estatutos de régimen interior,  determinando o desarrollando algunos de los puntos de las Constituciones de Martín V sobretodo en referencia a la administración y cultos a desarrollar por los terciarios carmonenses.
El texto se compone de dieciséis capítulos, dedicándose a la vida cultual cuatro de ellos (C. 8, 9,10 y 11) y a la administración nueve:
.- Celebración de cabildos (C.3); de las elecciones (C.4); de las juntas mensuales(C.12)
.- Cargos de la Junta y antigüedad para ocuparlos (C. 5); de sus obligaciones (C.6) y de la elección de los cargos femeninos: Priora y oficialas (C.7).
. - La contabilidad de las limosnas y bienes se regula en dos capítulos, en uno el protocolo a seguir en el traspaso de los bienes de una junta a otra (C.14) y en el siguiente se determina la administración de los fondos (C.15).
En la lectura y estudio de estas reglas nos llama la atención que no estén definidos o estipuladas las numerosas prácticas, ritos y usos piadosos habituales de los miembros de las órdenes terceras, en nuestro caso pudo obviarse gracias a la existencia del manual con el que contaban los servitas españoles, se trataba de una obra publicada en 1687 por Fray Lorenzo Reymundínez, religioso Siervo de María, gran impulsor y fundador de congregaciones en el reino de Aragón.
En 1663 se había erigido en el convento servita del Buen Suceso de Barcelona la primera orden tercera en España, de la que Fray Lorenzo fue Corrector, para sus miembros escribió el "Congregante y siervo perfecto de la SSma. Virgen de los Dolores". Esta obra conoció prontamente una difusión enorme ya que no solo servía para ilustrar a los terciarios sino que las prácticas devocionales a la Virgen de los Dolores que propone en la obra fueron adoptadas por multitud de hermandades penitenciales y por fieles devotos sirviendo para la propagación de la devoción y espiritualidad de los Siervos de María.


Junto al título de la obra y a modo de epígrafe aparece "Estatutos para el régimen de las Congregaciones de este título, Orden 3º de Servitas". En el capítulo o libro II del Congregante perfecto, Reymundínez nos presenta cada uno de los cargos que deben tener la orden tercera así como los requisitos para ostentarlo  y las formas de su elección; de igual manera determina las fórmulas para los ritos de admisión e imposición de escapularios determinándose que "la forma de vestir y profesar el santo Hábito y Escapulario deben usar lo que está prescrito",  mientras que permite en otros asuntos posibilidad de realizar cambios o adaptaciones locales "en las congregaciones donde haya dificultad de practicar todo lo que está prescrito en estos estatutos podrá el P. Corrector modificarlos según lo exigieren las circunstancias del lugar" (pág.97). En los siguientes capítulos del libro especifica las practicas individuales de piedad, meditaciones, septenarios, etc. Todo un manual para la organización de la vida comunitaria e individual y de la implicación social de los terciarios servitas. Esta obra fomentará la creación y aparición de congregaciones muy alejadas de los conventos de la Orden y que constituyen un fenómeno único en el panorama de este tipo de congregaciones de laicos pues se constituían exclusivamente en los conventos de las propias órdenes que los creaban y de las que dependían (franciscanos, dominicos, agustinos, etc). 

miércoles, 22 de abril de 2020

EL GOBIERNO DE LA ORDEN TERCERA A TRAVÉS DE SU REGLA PRIMITIVA.(1)



La fundación de la V.O.T. y la aprobación de su Regla.

Los laicos servitas contaban desde el siglo XV con unas Constituciones aprobadas por la Santa Sede mediante la bula Martín V Sedis apostolicae providentia; posteriormente cada grupo local contará con unas ordenanzas o reglas de régimen interno propio.

La forma del gobierno de los servitas carmonenses se ajustaría - entre 1783 a 1922-  a las ordenanzas que el Consejo de Castilla terminó por aprobar y remitir a los varones terciarios el 27 de marzo de 1784, una vez elegida y determinada una sede diferente a la de San Bartolomé como condición sine quanum que  se le exigía para la constitución definitiva de la Orden Tercera separada de la congregación o esclavitud rosariana de mujeres establecida en la capilla del Nazareno de san Bartolomé.

La esclavitud se había adscrito a la Orden de los Siervos de María en 1739 mediante Carta de Agregación del Prior General,  en ella obligaba a la admisión de hombres en esa entidad femenina. Desconocemos exactamente en qué año se iniciaría el proceso de formación de un grupo de varones que terminaría tomando cuerpo en la propia Parroquia y venerando el mismo simulacro sagrado. Hacia 1777 sabemos que su funcionamiento debía ya suponer algún tipo de enfrentamiento entre la Esclavitud y el nuevo grupo denominado como Orden Tercera formada por hombres y que tomaba carta de naturaleza en la propia Carta de Agregación, argumento que los terciarios elevarán a la jurisdicción civil que en ese momento es quien tiene la potestad de aprobación de reglas de las  corporaciones religiosas. 



Los terciarios presentan al Consejo de Castilla sus estatutos en 1779 para su ratificación, momento en que secretamente también las mujeres de la Esclavitud elevan nuevas constituciones, le son aprobadas en 1780; “cayando cautelosamente la incorporación de ambas”, pues en ellas se aglutinaban  ambos grupos: Esclavitud y Terciarios, cercenando la posibilidad de los varones de mantener su autonomía. (1)

Esta situación creada por la Esclava Mayor doña Ana Joaquina Beltrán provocó el enfrentamiento y posterior pleito, situación que  obligará a los varones a buscar una nueva sede para su definitiva erección y mientras tanto no usar de las ordenanzas que ya habían presentado en el Consejo de Castilla.  Ante la  prohibición de poderlo hacer en San Bartolomé, los varones servitas son convocados en la Casa Consistorial  para decidir qué templo de la ciudad pudiera ser su nueva sede. La reunión tuvo lugar el día 3 de enero de 1783 presidida por el Corregidor de la Ciudad y a la que asiste un numeroso grupo, cuarenta y cinco  hermanos, entre los que se encontraba el Hermano Mayor Don Tomás Nieto Portocarrero - persona que ocupaba el cargo de Regidor Perpetuo de la ciudad-, así como el Abad Mayor de los Beneficiados de Carmona que era el cargo eclesiástico de mayor envergadura del clero y 9 sacerdotes más; los hermanos presentes pertenecían a la oligarquía local y algunos ocupaban cargos en la administración municipal como el Alguacil Mayor de la Audiencia y el Diputado del Común. Designada la nueva sede en la parroquial del Salvador era necesaria la aprobación eclesiástica que dependía del Arzobispado de Sevilla. Cambiar de templo obligaba como era prescriptivo a solicitar una nueva Carta o Patente al Prior General de la Orden que la concederá en 1783.



La nueva sede fue comunicada al  Provisor del Arzobispado que solicitó de nuevo las constituciones por las que se gobernaban los terciarios y que éstos no podía presentar por estar depositadas en la Real Audiencia, remitiéndose certificación de la misma. En el ínterin la Esclava Mayor doña Javiera Velázquez interpuso nuevo recurso, esta vez ante la autoridad eclesiástica oponiéndose a la constitución de los Terciarios en su nuevo templo y por disconformidad con algunos artículos de las constituciones que ya tenían presentadas;  el Hermano Mayor ya había presentado las modificaciones oportunas a petición de la resolución del Supremo Consejo de Castilla.

El 12 de febrero el Arzobispado daba por bueno el traslado de sede, clasificando las intenciones de doña Javiera como simple obstaculización para el establecimiento de la Orden Tercera “para lo que se valia de especies frívolas, y despreciables, careciendo de acción y formalidad para poder litigar en este asunto”. El 13 de marzo se libró despacho para comunicar a los sacerdotes del Salvador la resolución a favor de la elección realizada por los servitas, “dijeron que aceptaban y aceptaron la asignación…a lo que concurrían gustosísimos, como de tanto beneficio para su Iglesia en la que desean ver los mayores cultos a Dios”. Era puro trámite pues el Abad de los Beneficiados era cura del Salvador.



El 7 de abril el Padre General Fray Francisco Acosta concede en Roma la Carta Patente reconociendo al grupo como Orden Tercera en su nuevo establecimiento. La aprobación diocesana definitiva llegaría en junio del mismo año accediendo a la  devolución de  las Constituciones y Bulas presentadas y un mes más tarde el poder trasladarse con sus enseres - tema que volverá a provocar un nuevo pleito sobre las propiedades-.

 "El día veinte de abril de este año de 1783, día primero de Pascua de Resurrección, a las cinco de la tarde" se trasladó la Parroquia del antiguo templo que se encontraba en la Plaza de San Fernando a la iglesia de San Teodomiro de la Compañía de Jesús que había sido expulsada de él en 1767.

El 30 de noviembre de 1784 se celebró el primer Cabildo de Elecciones según preveía la regla, siendo su primer Corrector don Juan de Mexia, cura de la Parroquia, nombrándose la totalidad de los cargos  y por aclamación a Don Tomás Nieto como Hermano Mayor; posteriormente se nombrarían los cargos de la junta de mujeres terciarias. En ese mismo Acta queda reflejada la concesión por parte del clero parroquial del "Altar para la colocación de la Stma. Virgen de los Dolores y Retablo suficiente para que en el practicase la congregación sus exercicios, y los Sres. Beneficiados le señalaron el colateral que está al lado de la Epístola en dicha  Iglesia" lugar donde ha venido recibiendo culto hasta la actualidad.



Fuentes:

.- REYMUNDINEZ,FRAY LORENZO.- El congregante perfecto y siervo perfecto de la santísima Virgen de los Dolores, o sean, Estatutos para el Régimen de las Congregaciones de Este Título 3º de Servitas.    texto de la edicción de 1755.

.- MÁRQUEZ SÁNCHEZ, Francisco: "La Real Iglesia del Divino Salvador", Carmona y su Virgen de Gracia. Carmona, 1971, s/p.

A.O.T.S.C.

.- Libro de Cavildos y Junta de la congregacion y ord. tercero de los Siervos de María Stma. de los Dolores establecida con la Rl. aprovación de Nro. señor el salvador desta ciudad de Carmona. año de 1784.

-.“Real Provisión de S.M. aprobando la costitucion y reglas del Venerable orden tercero de Siervos de María situada en la Iglª. parroquial de N.S. el Salvador. 1784”

sábado, 18 de abril de 2020

DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA



Se cumple este año el vigésimo aniversario de la dedicación del II Domingo de Pascua a la celebración de la Divina Misericordia. Si bien es verdad que San Juan Pablo II lo proclamó durante la canonización de Sor Faustina Kowalska -30 de abril del año 2000- será la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el que emitiría el decreto de confirmación en emitido mayo de ese mismo año.


Diez años más tarde nuestra Orden Seglar titulará con la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia  la imagen que Cristo nazareno que había recibido para su devoción interna; esta advocación no era ajena a la espiritualidad servita que desde Medioevo había venido venerando a la Santísima Virgen como Madre de la Misericordia propagando la iconografía de María que abre su manto para acoger a toda la humanidad sufriente sin distinción.



Nuestra Fraternidad ha venido dedicando el II Domingo de Pascua a la celebración del Culto Eucarístico con Exposición del Santísimo Sacramento y posterior coronación con  flores de la imagen de Nuestra Señora siguiendo el rito propio de la Orden y  su antigua costumbre de celebrar y festejar la Resurrección del Señor felicitando a la Madre que vivió el camino del dolor junto al Hijo.




En esta ocasión más que en ningún año anterior nuestra Fraternidad se acoge a la Divina Misericordia del Señor para solicitar su ayuda durante la pandemia que asola a la humanidad. Este domingo a las 18 horas nuestra Fraternidad convocará a todos sus hermanos y fieles a rezar la Coronilla de la Misericordia.




LA ORDEN DE LOS SIERVOS EN CARMONA. 1820



La entrada del blog del día 7 de abril la dedicamos a noticias de la V.O.T. en 1920; hoy nos remontamos a la centuria anterior para conocer como se desarrollaba la vida de los terciarios servitas en nuestra ciudad en 1820.
El regreso de Fernando VII y la abolición de la Constitución de Cádiz, así como las consecuencias económicas generadas por la Guerra de Independencia, colocó a la sociedad española en un enfrentamiento continuo y donde  la persecución de los liberales generó un gran descontento que fue capitalizado  por el pronunciamiento en 1820 del coronel Riego para obligar al monarca a reponer el orden constitucional, dando paso al Trienio Liberal.
La V.O.T había vuelto desde 1814 a restablecer la salida procesional, sus cultos y recuperado la administración de diferentes propiedades que le habían sido incautadas  por gobiernos anteriores; al regreso de los carmelitas calzados a su convento, tuvo que devolver el retablo que usaba en el Salvador pues procedía de ese convento, viéndose obligados los siervos a construir uno nuevo para dar culto a la Virgen de los Dolores. El Hermano Mayor don Antonio Villegas se quejaba en 1818 :" del desglose en que se hallaba (la Orden) por las ocurrencias del tiempo, y la tibieza de los hermanos en el culto a Ntra. Sra."(Acta 22/11/1818).  Durante ese mismo año la Junta de Oficiales había tenido conocimiento de que las tierras y olivares que le había donado doña María Pintado - viuda de Juan García-  y que aún no había la Orden tomado en propiedad,  habían sido alquiladas sin su conocimiento por el anterior Hermano Mayor don Francisco Javier Nieto. Ello supuso una serie de indemnizaciones al arrendatario para poderlas recuperar ya a mediados del siguiente año.


En diciembre de 1819 el Consiliario Primero hubo de convocar a Cabildo General, en el día de la Inmaculada, pues la Orden se encontraba descabezada en su gobierno: pues el sacerdote que era Corrector había sido nombrado Párroco de Fuentes de Andalucía y el Hermano Mayor llevaba un año cumplido "e imposibilitado de continuar por razón de ciertas concurrencias políticas". Se nombraría como corrector al cura del Salvador, don Rafael Muñoz que aprovechó el momento para solicitar que los Correctores fueran siempre sacerdotes de la Parroquia - siempre que fueran hermanos-; para Hermano Mayor se eligió a don José María de Acuña.
Durante ese invierno un nuevo brote de fiebre amarilla volvió a sufrirse en Cádiz y desde allí se extendió por toda Andalucía, obligando al ejercito que marchaban a América a localizarse en poblaciones cercanas;  el 1 de enero de 1820 Riego levantaría a su tropa en las Cabezas de San Juan contra el régimen absolutista. El martes 11 de ese mes caería una fuerte nevada sobre Carmona.
Los dos meses siguientes fueron de gran confusión política hasta que el 9 de marzo el Monarca juraba la Constitución y el propio Corregidor de Carmona repuso en sus cargos a los municipes depuestos en 1814 y la plaza de Arriba pasó a llamarse de la Constitución. Las campanas repicaron y se iluminaron varias noches las torres de la ciudad  "los balcones de la plaza de la Constitucion, ricamente aderezados é iluminados de cera, estaba la música, que con varios instrumen­tos de aire y de cuerdas hacian en los intervalos de el repique, un concierto armonioso que ayudaba á electrizar el inmenso concurso"; el júbilo se demostró con comida para los presos; vino, carne y zapatos para la tropa que estaba en Carmona y se dotó a dos jóvenes casamenteras.


FOTO CONVOCATORIA SEPTENARIO
En este ambiente se convocaron nuevas elecciones municipales para el día 19 de marzo, tres días más tarde se reunían los hermanos servitas en cabildo general- era la semana de Pasión y aún no había iniciado el septenario - por lo que el Hermano Mayor debía dar explicaciones, alegándose que la orden "contaba con muchos atrasos de deudas sobre sí" de igual formas las cuestaciones y limosnas que se habían realizado " no alcanzan para el costo del Septenario", disculpándose de no poder adelantar los fondos - era muy habitual-  por ser "cantidad de consideración para salir de dicho costo, como sucedió el año próximo pasado" .
Tampoco había fondos "para poder sacar la prosesión qe es de Instituto el Domingo de Ramos". El cabildo era puramente informativo pues se estaba reuniendo cuatro días antes de la salida, aún así y quizás por acallar alguna opinión contraria el hermano mayor alegó que si había quienes deseaban que saliera la Virgen "era preciso se costease lo que se necesitaba por los hermanos dando cada uno la limosna...(se) acordó de conformidad que se suspendiese por este año (...)pero que si hubiere algún Hermano o devoto que quisiera costearla, está pronta la Hermandad a prestar su consentimiento". Hubiera sido vano el intento, no era tiempo para procesiones con los liberales en el Gobierno:  el día 27, Lunes Santo, el general Tomás Moreno comisario político en Sevilla publicaba un edicto prohibiendo las salidas nocturnas de las cofradías, las túnicas -se habían recuperado tras medio siglo sin poderse usar- ... y Sevilla se quedó sin las treinta  procesiones de ese año. Las hermandades más afines al clero y a los conservadores llevaron la crispación con el Gobierno hasta el punto que éste suspendió en 1821 las procesiones hasta nueva orden...  que no llegó hasta la Década Ominosa.



Los carmonenses tuvieron la oportunidad de recuperarse de la suspensión de las cofradías con las grandes celebraciones que estaban programadas para estos días y que hubieron de aplazarse por las lluvias. El 22 de abril hubo procesión con calles engalanadas: cuatro maceros portaban un lujoso ejemplar de la Constitución, acompañados del ayuntamiento, con tropa de soldados y de artillería de Sevilla y banda de música, recorriendo la calles Vendedera (Martín López) hasta la Plaza -donde en un tablado presidido por el retrato del Monarca- se leyó la Constitución y en los balcones de la Audiencia se "invitó" a todos los posibles contrarios a la nueva política "los Sres. Vicario Eclesiástico con su Clero, el Abad de la Ilustre Universidad de Curas Párrocos y Beneficiados propios, los Prelados de las Comu­nidades Religiosas, la Oficialidad, Nobleza y Pueblo"; continuó luego la comitiva por Oficiales(calle Prim) donde se repitió la lectura en otro tablado en la plaza del Arrabal y regreso al Ayuntamiento. Toda la noche hubo música en la recientemente denominada  plaza de la Constitución.
Al día siguiente todas las iglesias celebraron misa y los sacerdotes juraron la Constitución y exaltaron sus beneficios para los feligreses y continuó la fiesta popular " multitud de Patriotas andubo tocando y cantando por las calles y las plazas de esta Ciudad hasta que ya era bien de dia". Tres años duró el gobierno liberal y tres más la prohibición de las cofradías.
Fuentes:
- "Manifiesto que ofre­ce a el público la M. N. y M. L. Ciudad de Carmona de lo ege­cutado en ella desde el dia catorce de Marzo de 1820, hasta el veinte y tres de Abril del mismo año, por el Ayuntamien­to constitucional para la promulgacion y jura de la Constitucion Política de la Monarquía Espa­ñola.- Sevilla, Imprenta Mayor, [1820],  publicación comentada en Promulgación y jura de la constitución en 1820. Antonio Lería, Carel: Carmona: Revista de estudios locales
- A.V.O.T.C. - Libro Primero de Actas de la Orden Tercera de los Siervos.

lunes, 13 de abril de 2020

LA V.O.T DURANTE EL BROTE DE CÓLERA. 1855




Hace unos días publicábamos algunos datos sobre la procesión de rogativas a la que acudieron los Siervos con la imagen de su Dolorosa en 1800 debido a la epidemia de fiebre amarilla, que posteriormente tuvo varios rebrotes epidémicos —en 1804, 1819 y 1820—, aunque ya con menor virulencia.


Pero a lo largo de esa centuria nuestro país conocerá cuatro epidemias de cólera entre los años: 1833-1834, 1853-1855, 1865 y 1885 y que dejarán un saldo de casi 800.000 muertos en toda España. Las que afectará mayormente a nuestra población será la acaecida a mitad del siglo.
La referencias a los estragos de vidas humanas, sociales y económicos que esta enfermedad causó en el desarrollo de la vida cotidiana de los hermanos terciarios en los libros de Actas de la Orden es muy lacónica o simplemente se limitan a un mero "por los dolorosos tiempos que trascurre".
De todos estos brotes el que afectó con mayor gravedad a los hermanos de la  Orden tercera será el que se desarrolló en nuestro país entre 1853/55. De entre las enfermedades epidémicas decimonónicas, el cólera asiático destacó por el impacto emocional que causaba en la población, dado que por sus efectos ninguna otra enfermedad podía ser comparada con el cólera, pues aunque solo era letal aproximadamente en la mitad de los enfermos que se contagiaban, estos morían en pocas horas, de manera fulminante y degradante (vómitos y diarreas).


Gracias a una crónica escrita por el entonces Hermano Mayor de la Caridad de nuestra población, Don Manuel Aguilar Tablada tenemos una descripción pormenorizada de lo acontecido. Su informe se basa en la necesidad de dejar constancia de los acontecimientos:  lamentado la falta de noticias que se advierten en los archivos públicos de aquellos hechos memorables que, favorables o adversos, dejan una profunda huella en la memoria de los pueblos... porque las grandes desgracias de los pueblos así como sus escasas alegrías deben consignarse en sus archivos para instrucción de los venideros.
Este escrito fue elaborado tres años después de los acontecimientos  narrados -en 1858- y en el que el justifica este lapso de tiempo: He aguardado tanto tiempo porque escribiendo bajo la impresión primera acaso me habría dejado llevar a la exageración si exageración podía caber al describir la terrible catástrofe.
Aún pervivía el recuerdo en Sevilla del terrible brote de cólera de 1833 - entre los meses de octubre y noviembre afectó a la cuarta parte de su población y fallecieron más de 6000 mil persona, el 7% de la población-, razón por la que al tener noticia de la expansión  de un nuevo brote en 1853 algunas familias huyeron de la capital y de los pueblos comarcanos, continúa Aguilar:  "aunque no observaron previa cuarentena ni ninguna otra precaución a su entrada, no por eso se notó el más mínimo cambio en la salud pública pues algunos casos rarísimos que se notaron en el término y aun en la ciudad fueron de personas inmediatamente venidas de los puntos contagiados y que venían ya infestadas". Aún así el Ayuntamiento tomó pocas medidas en esta ocasión quizás porque la anterior había afectado levemente a esta ciudad a pesar de que la población pidió "tumultuariamente la adopción de todas las medidas que su terror les sugería para aislar completamente a Carmona del resto de la provincia".


Hasta septiembre de 1855 Carmona se vio libre de los terribles efectos que en los pueblos vecinos se habían producido; el 18 de ese mes tras unas copiosas tormentas se desarrolló virulentamente la epidemia, dándose los primeros casos en la madrugada y en la que la gente acudió a casa del médico don José Acuña - fue Hermano Mayor de nuestra Orden-.  Se habían producido dos focos infecciosos en la Casa de huérfanas y en la Santa Caridad, a partir de ese momento, nos describe el caos y la angustia: unos corriendo a bandadas a las boticas que no podían dar abasto, otros 40 o 50 corriendo con los médicos y casi riñendo por llevárselos primero, otros cargando los útiles más precisos en carros, bestias o lo que encontraban y abandonando sus intereses huían desalentados con sus familias de la ciudad proscrita. Todos en fin con el sello de la muerte marcado en sus semblantes y tan profundamente afectados que ni una lágrima ni un lamento se permitían, silencio que continuó en los días siguientes y era, en verdad, aterrador, pues no dejaba oír más que el ruido sordo de los carros que constantemente atravesaban la ciudad en todas direcciones colmados de cadáveres para trasportarlos primero al cementerio público y después y a poco, lleno éste, a las horribles zanjas improvisadas".
Como vemos, el relato contado en primera persona y después de varios años no hizo que la imagen del horror se borrara de la mente del redactor. En la pequeña feligresía del Salvador nuestra Parroquia, una docena de calles y de las menos pobladas, fallecieron en una semana 62 personas. En total en el casco antiguo 713 personas y en el Arrabal 673. Se pudieron contabilizar 1.386 enterrados en el cementerio, pues otros sus parientes le dieron sepulturas en el campo o en zanjas). Fallecieron la mayoría de las niñas del Orfanato, los ancianos de la Caridad y un buen número de las monjas de las Descalzas. Casi el 13% de la población murió entre el 18 al 26 de septiembre.



Las Actas de cabildos hasta marzo de 1855, no dejan entrever la amenaza.  De ellas se desprende que la vida de la V.O.T continuó con normalidad ajena a la epidemia que asolaba algunas poblaciones: nombramientos de  nuevos cargos, para el del Corrector el sacerdote Don Juan Tamariz y Hermano Mayor Don Juan José Sanjuan -en sustitución del dimisionario Don Antonio Méndez- ; sub Priora Doña Carlota Quintanilla, que en unión de sus hermanos Dolores y Juan donaron un valioso "alfiler de brillantes" a la Virgen; se estudió la situación del altar por la caída de un rayo en el crucero del Salvador y el traslado de los cultos a Santa María. 
Tras lo acaecido en la última semana de septiembre de 1885 y algunos casos más que se produjeron semanas más tarde, la Orden se reunió en Cabildo General extraordinario en 25 de noviembre,  donde el Hermano Mayor: "manifestó...que en la calamitosa y aflictivas circunstancias del cólera qe sufrió esta Ciudad, habían muerto quince hermanos por los que era indispensable hacer sufragio: propuso dicho Sr. ¿si convendría hacer honras , más en vista a tener cuales dijo no había fondos algunos y a parecer de varios hermanos que el sufragio más eficaz y saludable es el sacrificio de la misa, se acordó que el hermano mayor hiciera aplicar por los mencionados difu. las misas que pudiera hasta invertir la cantidad de quinientos reales, cuando el estado de fondos lo permita."
Debemos tener en cuenta que por diferentes apuntes que el Cabildo estaba compuesto por una treintena de varones, aunque desconocemos el número de mujeres no debió ser muy superior. Esta pérdida de hermanos debió tener una fuerte carga emocional pues no ya por el número significativo de pérdidas,  sino porque en su mayor parte los servitas pertenecían a un reducido número de familias con lo cual todos estaban unidos por lazos consanguíneos.
El fallecimiento de estos quince hermanos suponían un revés para la economía pues se le ofrecían a los hermanos difuntos un buen número de misas a cargo de la limosna de ingreso, también otras oraciones fúnebres cuyo coste asumía la Orden previo pago de los aranceles parroquiales -debían ser altos pues eran de "tres capas", cada sacerdote acudía al entierro revestido de capa pluvial, sobrepelliz y estola. Doblar las campanas tenía también un gravamen parroquial.
El panorama que dejó este ataque de cólera debió ser calamitoso, razón por la que despertó la solidaridad en una sociedad poco dada a ello: la caridad pública no fue invocada en vano y abasteció de todo lo necesario a las juntas parroquiales; nuestro hermano don Miguel Lasso de la Vega, Marqués de las Torres, ofreció  a la junta de Santa María carta blanca para gastar; y el señor don Tomás López García adoptó además doce niñas párvulas y huérfanas.

Fuentes:
- A.M.C. INFORME SOBRE EL CÓLERA MORBO EN CARMONA .ACTAS CAPITULARES Libro 258
- A.V.O.T.S. Libro de acuerdos del V.O.T. de S. año 1851.

viernes, 10 de abril de 2020

LA VENERACIÓN SERVITA DE NUESTRA SEÑORA EN EL TRIDUO PASCUAL





LITURGIA: Memoria de la participación salvífica de la Virgen a la Pasión de Cristo
En este día la comunidad cristiana se reúne para celebrar la Pasión del Señor con la Liturgia de la Palabra y la Adoración de la Cruz pues el propósito es recordar la crucifixión de Jesús y acompañarlo en su sufrimiento.
La Orden de los Siervos no olvida que junto a la cruz está la Madre y en Ella está presente la fuerza de la carne y de la sangre y el efecto noble y humano de una madre por su hijo. Este dolor, junto con el hecho de que María haya vivido todo lo que había vivido en la pasión de su hijo, muestra su compromiso de participación total en el sacrificio redentor de Cristo; no rechazó la espada que había anunciado Simeón, y aceptó con Cristo el designio misterioso de su Padre. Ella es la primera partícipe de todo sacrificio. María queda como modelo perfecto de todos aquellos que aceptaron asociarse sin reserva a la oblación redentora.
Hoy, por las circunstancias que concurren no podremos asistir físicamente a nuestros templos a celebrar la liturgia del día, pero a la que podremos unirnos espiritualmente. Al contemplar la cruz, al adorarla, encontraremos más que nunca junto a ella  la presencia maternal de María, por eso os invitamos a realizar devotamente la consideración que la liturgia de la Orden de los siervos dispone para esta celebración y que podemos hacer en casa encendiendo una vela junto a una imagen de la Madre Dolorosa:



VIERNES SANTO CELEBRACION DE LA PASION DEL SEÑOR
Introducción.
1. Según una antigua tradición, en la tarde del Viernes Santo suele celebrarse, en las iglesias de nuestra Orden, un piadoso ejercicio para recordar el dolor que sufrió la santísima Virgen al pie de la cruz y la cruel soledad que soportó después de la muerte de su Hijo.
2. En aquellos lugares en donde parezca oportuno conservar este ejercicio tradicional, conviene celebrarlo de tal manera que ni el carácter de la celebración, ni la hora elegida, ni cualquier otra circunstancia disminuyan la importancia debida a la solemne liturgia con que la Iglesia celebra en este día la pasión y la muerte del Señor.
3. En general, es preferible que la memoria de la participación de la Virgen al sacrificio pascual de Cristo se disponga convenientemente dentro de la  acción litúrgica con que se celebra la pasión del Señor. De este modo se verá más claramente cómo la Virgen está indisolublemente unida a la obra redentora de su Hijo (cf. Sacrosanctum Concilium, 103).
Celebración de la memoria
4. Terminada la adoración de la cruz, el celebrante se dirige a los fieles éstas o semejantes palabras:
Queridos hermanos, acabamos de adorar solemnemente la cruz: nuestro Señor Jesucristo, muriendo en ella, cumplió la voluntad del Padre y redimió al género humano.
Por designio de Dios, también la Madre estuvo junto a la cruz del Hijo: había llegado la hora establecida por el Padre y anunciada por Jesús en las bodas de Caná.
Allí, en el Calvario, la espada vaticinada por el profeta Simeón traspasó el alma de la Virgen.
Allí, junto a la cruz, María, mujer fuerte, padeció un dolor inmenso y, adhiriendo generosamente al sacrificio de su Hijo, se asoció con ánimo materno a su pasión y muerte.
Allí, la Virgen recibió del Hijo moribundo, cual testamento de su amor divino, la misión de ser madre de todos los hombres.
Allí, junto al nuevo árbol de la vida, María reparó el daño causado por Eva; y, sostenida por la fe animada por la esperanza e inflamada por el amor, se convirtió en modelo de madre y discípula para toda la Iglesia. Adorando, pues, el proyecto salvífico de Dios Padre, cuantos hemos celebrado la memoria de la pasión del Hijo, recordemos también los dolores de la Madre.
5. Terminarla la monición, el celebrante enciende una vela colocada delante de la imagen de la Virgen: símbolo de la fe que, en aquella hora de oscuridad, brillaba en el corazón de santa María. Luego el diácono (o el mismo celebrante) invita a los fieles a orar unos momentos en silencio diciendo éstas o semejantes palabras:
Orad, hermanos, en el silencio de vuestros corazones.
6. Después de la oración en silencio, se canta la antífona:
Declina la tarde,/y del costado abierto brota la vida:/junto a la cruz, María es madre de nuevo,/madre de la Iglesia,/pueblo de la nueva Alianza.
O bien se cantan algunas estrofas del himno Stabat Mater según la división propuesta en la Liturgia de las Horas para el  15 de septiembre, o algún otro canto que, por el contenido y el valor literario y musical, sea adecuado a esta celebración.