jueves, 19 de mayo de 2022

FIESTA DE LA TRASLACIÓN DE SANTO DOMINGO.

 

 
 
 Con motivo de la antigua conmemoración de la Orden de Predicadores en honor a su fundador, la comunidad de Religiosas Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth lo celebrará este año en esta fecha, trasladando los tradicionales cultos de agosto. 
El triduo se iniciará el domingo 22 de mayo a las 19:45 hrs con el rezo del Santo Rosario y a continuación la celebración de la Eucaristía que presidirá el Rvdo. P. Fray Emilio García Álvarez, O.P., Prior del Convento de santo Tomás de Aquino de Sevilla. Concluyéndose estos cultos el martes día 24 fiesta de la traslación.  
Nuestra Fraternidad seglar participará activamente en la instalación y organización de estos cultos colaborando con la comunidad dominica de Carmona 
 Fiesta de la Traslación de Santo Domingo.
 
 

 
 
 Desde antiguo la Orden de Predicadores ha celebrado a su fundador el 24 de mayo con motivo de conmemorarse en ese día el primer traslado y reconocimiento de sus reliquias. 
Santo Domingo de Guzmán falleció el 6 de agosto de 1221, cuando ya la recién fundada Orden de los predicadores contaba con sesenta comunidades en funcionamiento. En 1234 sería canonizado por el Papa Gregorio IX, durante esos años su sepulcro en Bolonia se convirtió en lugar de peregrinaciones y los exvotos por curaciones y milagros colgaban por toda la pequeña iglesia, pero los frailes dominicos arrancaban todos esos símbolos para evitar cualquier alusión al uso de enriquecimiento por medio del cadáver del santo. Poco después se decidió derribar la capilla y levantar un nuevo templo quedando por mucho tiempo el sepulcro de santo Domingo a merced de las inclemencias del tiempo, lo que a algunos piadosos moció a trasladar los restos a un nuevo sepulcro, ante más de 300 frailes, los legados pontificios y autoridades civiles se procedió abrir el sepulcro y reconocer el cadáver que se suponía estaría desecho debido al haberse expuesto a la intemperie. 
El 24 de mayo, lunes de Pentecostés, se retiró la loza de piedra que cubría hacía doce años los restos de Santo Domingo, todos percibieron el olor perfumado que se desprendían de ellos a pesar de que sólo se conservaban los huesos que se colocaron en nuevo ataúd de madera de cedro produciéndose ese día numerosos milagros lo que promovió al pontífice a iniciar el proceso de canonización, siendo elevado a los altares expedida en Rieti, el 3 de julio de 1234. Desde entonces la comunidad dominicas ha celebrado tradicionalmente este día de la Traslación como fiesta dedicada a Santo Domingo.

lunes, 2 de mayo de 2022

SAN PEREGRINO LAZIOZI

 


La figura y devoción a San Peregrino  ha conocido en los últimos decenios una gran difusión mas allá de la que le profesa desde hace siglos la Orden de los Siervos a la que perteneció, siendo de los primeros religiosos en obtener la canonización, que tuvo lugar  1725 aumentó la devoción hacia él y se promovió el culto en la Iglesia universal

La fama de la prodigiosa curación de la pierna de san Peregrino Laziosi afectada por una úlcera gangrenosa considerada incurable, acaecido en 1325, se difundió rápidamente en la Iglesia occidental. Los fieles, y sobre todo los enfermos, empezaron a invocarlo y a pedir su intercesión para obtener alivio a sus sufrimientos o la curación de su enfermedad, motivos que justifica el contar con su propia "leyenda" o texto oficial sobre su vida y camino hacia la santidad (hagiografía).  La figura  y la leyenda  de san Peregrino es particularmente amada en la Orden de los Siervos de María, ya que nos remonta a tiempos cercanos de los orígenes de la Orden: a los años del generalato de san Felipe Benizi (+1285), de los beatos Francisco y Joaquín, con los cuales Peregrino vivió algunos años en la floreciente comunidad de Siena. Dos episodios de la vida de san Peregrino son resaltados por los biógrafos: su conversión y la milagrosa sanación de la pierna infectada por la gangrena. San Peregrino es ciertamente el “rebelde convertido” y “el enfermo milagrosamente sanado”. Pero es también mucho más. Peregrino es el hermano que ama la ley del Señor, y al cual las palabras del salmista le quedan bien: “Beato el hombre que se complace en la ley del Señor, su ley medita día y noche” (Sal. 1, 3); el hermano comprometido en la observancia tenaz de la Regla de san Agustín y de las Constituciones de los Siervos; hermano que transforma lo monótono de lo cotidiano en un „hoy‟ luminoso y perennemente nuevo; el hermano orante, que descansa en la contemplación del Cristo crucificado, ama la oración litúrgica y las vigilias nocturnas, busca el encuentro con el Señor a través de la participación en la eucaristía y la asidua presencia al sacramento de la penitencia; el hermano austero y sobrio, pobre y penitente; el siervo de santa María, su madre y señora, que lo guía y protege en el camino hacia la plena madurez cristiana; el hermano, finalmente, en cuya vida se entrevén los rasgos de la fisonomía espiritual de los Siete primeros Siervos.



SOBRE EL TEXTO DE LA LEYENDA DEL BEATO PEREGRINO DE FORLÍ-

Texto: http://servidimaria.net/sitoosm/es/historia/funo/06.pdf

El documento de más autoridad para San Peregrino es sin lugar a duda su vida o leyenda, escrita hacia el 1350, poco después de su muerte asignada tradicionalmente alrededor de 1345, originariamente  fue compuesta por un fraile de los Siervos, que conoció personalmente a fray Peregrino, o que recogió sus informaciones de testigos oculares.

Ell texto original de esta leyenda primitiva del santo, fue  redactada en latín medieval como se utilizaba en el siglo XIV. Sin embargo poseemos una transcripción de la misma en latín clásico-humanístico, realizada no después de 1483 por Nicolás Borghese (1432-1500), un habitante de Siena eminente en el campo político y cultural, que además de San Peregrino, se interesó en otras figuras de santos y beatos de la Orden de los Siervos: compuso una biografía del beato Santiago Felipe de Faenza, por cuya intercesión había sido curado de una especie de grande depresión y, como los frailes de convento de Faenza lo reservaron con grande y calurosa hospitalidad, aceptó escribir también la vida de San Felipe Benicio y de los beato Joaquín y Francisco de Siena. De una encuesta detallada y minuciosa sobre la manera con la cual Borghese trata sus fuentes, se llegó a las siguientes conclusiones esenciales:

1. El material se refiere substancialmente por completo a la misma Orden.

2. Por brevedad, el autor recurre a frecuentes omisiones. Por ejemplo: a. Los milagros realizados en vida tan numerosos en los textos originales, se reducen a uno o dos. Aquellos después de la muerte se refieren en un máximo de cuatro. b. Los elementos de teología mariana están entre los más omitidos y notablemente escuetos. c. También las citaciones bíblicas resultan con frecuencia olvidadas.

 3. En homenaje al esquema clásico, Borghese, organiza el material seleccionado de las fuentes en tres momentos de las siguiente manera: el anterior al nacimiento con noticias relacionadas a la patria, a sus padres, y a veces, a la futura santidad milagrosamente preanunciada del niño; el período de la vida, con episodios de la infancia, y de la adolescencia, signos precursores de su futura grandeza, el ingreso a la orden, los testimonios de santidad dada por los prodigios y milagros, su muerte, anunciada como de costumbre por un presagio divino; el tiempo después de la muerte caracterizado por los milagros. 4. Borghese transcribe sus fuentes en forma sobria, fiel casi servil mediante varios pasajes sintáctico-literarios. Por ejemplo: una serie de episodios o largos períodos se resumen en base a sus notas cualitativas; o bien se sintetizan con el recurso de preposiciones relativas, participios, el discurso indirecto en lugar del directo.

En conclusión: Borghese añade escrupulosamente a las propias fuentes nada suyo, más que el mínimo. Las omisiones como decíamos, empobrecen sobre todo la parte bíblico-mariana. Sin embargo, lo que conserva en sus textos originales se interpreta con indudable exactitud y cercanía de los mismos. Lo único suyo es la parte literaria. El latín medieval de las fuentes que se le presentaron, considerándolo casi en desuso y poco apreciado con los renovados gustos de la época del renacimiento, se convirtió en el latín armonioso y flamante de la antigua y clásica Roma. Cumplida esta operación, sucedía que con frecuencia los originales caían prácticamente en desuso hasta casi desaparecer. Desgraciadamente, permanece todavía desconocido el texto original que utilizó Borghese para la vida de San Peregrino pero se vislumbra que usó un texto escrito anteriormente.

De los argumentos externos dos tienen una importancia significativa: el esfuerzo del prior general fray Cristóforo Tornielli de Giustinopoli, muerto el 16 de junio de 1485, gracias al cual florecieron en aquella época muchas composiciones relacionadas con los santos de la Orden; y la confrontación entre la vida de Peregrino de Nicolás Borghese y aquella escrita por el oriundo de Forlí Pino de Jerónimo Cedri, en 1528 con la base de un texto auténtico de la misma que existía en un convento local de los Siervos, texto que se perdió alrededor del 1594 “por negligencia de los padres”. La vida de Cedri, como se puede ver en un examen intrínseco, depende efectivamente de una fuente escrita. Y como la vid de Cedri es muy similar a la de Borghese, por consecuencia indirecta (pero válida) se deduce que también Borghese también depende de una fuente escrita. El segundo género de prueba, fundamentado sobre los argumentos internos, se obtiene de una confrontación con la vida del beato Santiago Felipe, redactada directamente por Borghese en base a informaciones orales. Entre los dos textos existen innegables divergencias, pues  en la vida de san Peregrino, escrita en 1483 por Nicolás Borghese, se recoger el eco del testimonio afluente e incisivo de los hermanos que conocieron al Santo. Es más, por el tenor bíblico-espiritual que contiene y por la excepcional inspiración mariana que la caracteriza, la leyenda de San Peregrino puede considerarse una auténtica perla de la literatura hagiográfica florecida entre los Siervos de María, en su primer siglo y medio de vida. En las otras biografías no existe esta referencia a la tradición oral  o testigos oculares.



DATOS BIOGRÁFICOS EN LA LEYENDA.

En la Vida del beato Peregrino de Forlí leemos que Peregrino era Peregrino era hijo único, y por lo tanto sus padres lo amaron tiernamente. Él, despreciando las vanidades terrenas, había decidido desde temprana edad seguir el camino de la virtud (VPF 1). Fortalecido por este firme y santo propósito, un día se dirigió a la iglesia de Santa María de la Cruz y, estando frente a la imagen de la Virgen María, la suplicó que se dignara mostrarle la vía de su salvación. Ella le respondió: "yo también deseo, hijo mío, dirigir tus pasos en el camino de la salvación". […]"no temas hijo: yo soy la madre de Aquél a quien tu adoras crucificado y él me mando a indicarte el camino de la bienaventuranza" (VPF 2). La beata Virgen le habló y después de que "¿Conoces a aquellos religiosos que se llaman 'Siervos de la Virgen María'? y añadió: "Te llamas Peregrino; entonces serás peregrino de nombre y de hecho. Es necesario que te encamines hacia Siena; llegado ahí, encontraras a estos santos hombres en oración: suplícales que te reciban en su familia" (VPF 2). Él fue acompañado de un ángel (VPF 3; cf. Tb 5, 1) y entró en la Orden de los Siervos.



Según el Chronicon[8] (1567) de fray Miguel Poccianti (1536-1576), San Peregrino de 18 años tuvo una experiencia fuerte de conversión en Forlí, su ciudad natal, en los tiempos del entredicho (26 de marzo de 1282 al 1º de septiembre de 1283), pena canónica que prohibía la celebración de los divinos oficios, para reportar a la obediencia al Sumo Pontífice los de Forlí rebeldes. En el año de 1283, san Felipe Benicio, de paso por Forlí, invitó a los ciudadanos gibelinos a la reconciliación con la Sede apostólica y a la paz. Algunos de ellos, haciendo burlas de las amonestaciones del Santo, lo golpearon y lo echaron de la ciudad. Uno de los agresores, en el cual la tradición ha encontrado en el joven de 18 años Peregrino Laziosi, impactado por la mansedumbre con la cual san Felipe había soportado las ofensa, le pidió perdó0n y, bajo la influencia de la gracia, decidió cambiar de vida y los suplicó acogerlo en la Orden de los Frailes Siervos de Santa María. 2. Estos episodios han dado origen a la tradición de invocar la protección de san Peregrino, rebelde convertido, para los jóvenes “peregrinos” en búsqueda de la propia vocación, o sea del camino de la salvación (cf. Mt 19, 16; VPF 2), y sobre los jóvenes impulsivos e impetuosos que, como san Peregrino, se dejan involucrar en las acciones violentas de algunas bandas juveniles