miércoles, 24 de marzo de 2021

EN EL ORIGEN DE LA ORDEN: LA ANNUNZIATA DE FLORENCIA.




Historia, teología y devoción


 

El período entre los años de 1233 a 1249 transforman a un simple grupo de mercaderes  devotos de la Virgen y pertenecientes a la Sociedad Mayor de Florencia  en  una congregación:  tras un tiempo de experiencia  eremítica llevan una vida religiosa reglada;  de vivir en una cabaña fuera de los muros de la ciudad a levantar un oratorio y nuevo convento en Cafaggio ( finca )del Obispo, pasando por la soledad  de las cuevas de Monte Senario. La presencia del dominico San Pedro Mártir en 1243 en Florencia como enviado pontificio  y su relación con el grupo de los fundadores determinará esta evolución  con la adopción de la Regla de San Agustín y del hábito. 

 

Una época en que las ciudades del norte de Italia se debaten entre los partidarios del papado y los del emperador, entre católicos y los movimientos heréticos, entre nobleza y burguesía.  Guerras entre las ciudades vecinas y en las propias calles florentinas que terminarán en 1250 con la expulsión del Podesta y de los partidarios del emperador y el establecimiento de la primera república del Pueblo. Existe una estrecha relación entre el triunfo del grupo güelfo fieles a las tesis del papado y la  fundación del convento o residencia en Cafaggio:  la petición  de erigir el convento de Cafaggio es del 18 de febrero, la colocación de la primera piedra y consagración del terreno es el 25 de marzo, y la constitución de la República el 20 de octubre del mismo año.



 

La elección del misterio de la Anunciación no es aleatoria o sólo devocional, responde a una  clara defensa de la ortodoxia católica de la nueva orden, manifestación contra los herejes patarinos que negaban la maternidad divina de María. De esta forma los Siervos se ligan al partido güelfo, confesándose fieles  al magisterio de Roma y del  partido de los creadores de la Constitución florentina.

 

Según la mentalidad medieval, el día de la muerte de un hombre coincidía con el de su concepción, razón por la que para muchos el día de la muerte de Cristo era también el de su Encarnación. Aquel  25 de marzo de 1250 , primer día del año en Florencia, era Viernes Santo y coincidente con la fiesta de la Anunciación, día en que se iniciará la construcción del oratorio y convento de los Siervos de María en Cafaggio.



En la devoción al misterio de la Encarnación, los católicos florentinos confesaban en  la Virgen de la Anunciación su sentimiento de ser católicos y libres pues gran parte de los herejes valdenses, cátaros y sobretodo patarinos negaban la humanidad plena de Jesús. En pocos años el convento de la Annunziata se convirtió en el centro devocional de los florentinos, también en el archivo administrativo de la ciudad lo cual refleja el status alcanzado por la nueva casa de los Siervos de María. Pocos años más tarde cuando se inicie la reconstrucción de la catedral dedicada a Santa Restituta también se pondrá bajo la advocación de la Anunciación. Surgiendo diversas disputas por la preeminencia de la Annunziata en las grandes festividades de la ciudad y que aún hoy mantiene frente a la catedral.

 

Origen histórico y legendarios del fresco de la Annunziata




 

La existencia documentada a finales del siglo XIII de la fiesta anual de tres días en torno a la Annunziata, con predicación del obispo y la posibilidad de los sacerdotes de la Orden de absolver determinados pecados, hacen suponer que ya existía en el santuario una imagen de la Virgen de la Anunciación.

 

La leyenda fija el año 1252 como momento en el que los frailes encargan el fresco del anuncio del Ángel a María para el oratorio a Bartolommeo, un pintor desconocido, que se siente frustrado al no poder retratar con toda su belleza el rostro de la Virgen. Entró el artista en estado somnoliento  y al despertar el rostro estaba concluido y como diría siglos más tarde Miguel Ángel  : no es el arte de los pinceles, del que se hizo el rostro de la Virgen, sino una cosa verdaderamente divina (Francesco Bocchi, La imagen de la Santa Anunciación, Florencia 1592, p. 80). El fresco se ubica en la fachada interior de la iglesia, inmediatamente a la izquierda, entrando por la puerta central. Mide, en el conjunto que queda libre del marco plateado actual, m. 2,85 x 2,20. Debido a los años en los que el fresco estaba preservado por una pesada plancha de plata que sólo se descorría en algunas festividades se puede decir que ha llegado hasta nosotros en buen estado de  conservación , aunque algunos colores, como el azul del cielo y el del manto de la Virgen y el ángel, estaban muy distorsionados por la oxidación hasta su reciente restauración.

 


A partir de los primeros años del siglo XIV  los documentos no hacen más que hablar de ofrendas, lámparas, exvotos y por tanto de la institución de la Ópera que presidiría los trabajos de embellecimiento o restauración de la Capilla de la imagen prodigiosa. Durante siglos los grandes Duques de la Toscana prohibirán que se hagan copias destinadas a otros lugares fuera de Florencia. 

 

Al convertirse la pintura en la gran  devoción de la  ciudad y más tarde de toda Italia su capilla será reformada y enriquecida en diversos períodos de la historia y sujeta a los cambios de estilos artísticos imperantes en cada momento como lo demuestran las diversas consagraciones del altar, el 13 de enero de 1443 por Eugenio IV; el 1 de enero de 1452 por el cardenal Estouteville; el 14 de octubre de 1628 por el cardenal Ludovisi, arzobispo de Bolonia. De igual forma también el oratorio irá transformándose hasta construir la gran basílica que actualmente atesora el milagroso icono, favorecido por la importante familia de los Medici. 



 

 

El retablo actual repujado en plata por Egidio Leggi en el año 1600 fue encargada por el  Gran Duque Ferdinando I. Casi toda la decoración plateada de la capilla, que enmarca el fresco, ha sido restaurada y renovada a lo largo de los siglos. La parte más antigua está formada por el Friso con símbolos relacionados con los privilegios de la Virgen y el telón que simula una cortina de tela muy fina, concebido por Giulio Parigi y ejecutado por Cosimo Merlini (1629). Los dos los ángeles que sostienen la corona en la parte superior son del escultor Stefano Ricci y del platero Vincenzo Scheggi (1816); los dos brazos de plata de las columnas fueron donados por Leopoldo II de Toscana en 1839; los grandes candelabros a los lados del altar (diseño de Luigi Sabatelli) son de 1820. Finalmente, la pesada cortina o chapa de plata utilizada para cerrar el fresco nos recuerda la devoción de la última Gran Duquesa de Toscana Maria Antonietta y de su consorte Leopoldo Il .Las numerosas lámparas fueron ofrendadas por la ciudad .

 

 

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