lunes, 12 de agosto de 2019

IV CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LOS JESUITAS EN CARMONA Y III CENTENARIO DEL TEMPLO DEL SALVADOR. (II)


El domingo 3 de mayo de 1620 fallecía en su casa de la Plaza del Arrabal el escribano Don Pedro de Hoyos, tan sólo unos meses después de otorgar diversas escrituras en favor de la erección de una casa de la Compañía de Jesús en Carmona y de una fundación para dotar a doncellas para su casamiento. Durante la enfermedad de Don Pedro los padres jesuitas, que se aposentaban en las casas principales del escribano, lo asistieron espiritualmente.

 

El entierro  reunió a todos los principales de la ciudad incluido los miembros del Cabildo, así como los religiosos varones de los conventos de Santa Ana, San Francisco y el Carmen, así como dos cofradías y numerosos pobres  que acompañaban a su benefactor.

 

El cuerpo del fallecido trascurrió por las parroquias de San Pedro y San Bartolomé hasta llegar a la antigua parroquia del Salvador a la capilla de santo Tomás donde la familia Hoyos tenía su capilla de enterramiento y donde se levantó un lujoso túmulo.

 

En 1623 al concluirse la primera iglesia de la compañía fueron trasladados sus restos tal como se estipulaba en los acuerdos fundacionales  en los que se reservaba la capilla Mayor de la iglesia para su enterramiento y sus descendientes como Patrón de la casa jesuita de Carmona.



 

Tríptico de Santo Tomás (Santa María) procede de la Capilla de los Hoyos del Salvador.

 

Pedro de Hoyos, Patrono fundacional de la Casa de la Compañía en Carmona.



La familia Hoyos pertenecía a la oligarquía local siendo escribanos públicos desde mediados del siglo XV, un oficio que contaba con una importante  retribución económica, pues además de su alto salario recibían porcentaje de las multas, y podía manipular en su provecho los bienes comunales.

 

Don Pedro era hijo de Francisco de Hoyos y de Isabel del Alcázar de reconocido linaje. Se casó con doña Polonia Barba, original de Baeza, el matrimonio no tuvo descendencia.  Tenía dos hermanos el jesuita Juan y otro llamado Jerónimo. (PIZARRO ALCALDE, Felipe: “Don Pedro de Hoyos y Escamilla: un oligarca carmonense en el Siglo de Oro” en Estela).

 

Según la crónica fundacional Don Pedro de Hoyos realizó con honestidad su función como escribano tal como recogía su lauda sepulcral hoy perdida: “...corto para sí, liberal para otros; bueno de su natural; negociador para Dios, dando a su Majestad la ganancia en vida: recogedor de operarios espirituales, que cultivasen mejor las conciencias, que los temporales, las vegas y campiñas: conservador celoso de doncellas vecinas honestas para matrimonios santos. Limosnero general cuyos bienes dados por Dios en la tierra les siguieron al cielo, donde los halló en mejorado tesoro”



En vida don Pedro mostró su interés por ayudar a los más menesterosos de la ciudad a los que regalaba ropa, medias, jubones, calzones, ropillas y zapatos que repartiese entre los niños pobres de las parroquias y sobre todo preocupados por la situación de mujeres pobres como testimonia las dos fundaciones que decidió realizar para continuar esta labor caritativa tras su muerte. En unión de su esposa dotará la futura creación en Carmona de un colegio de los jesuitas no sólo para la mejora espiritual de los fieles sino también de los niños pues los religiosos debían crear y mantener escuelas gratuitas de gramática y un Patronato destinado a casar doncellas pobres y vecinas de Carmona, por contar la ciudad con numerosas mujeres necesitadas, que estaban en riesgo de “perder la honestidad” por su pobreza y ofender a Dios.


 San Teodomiro. Grabado 1761.Figura en el libro El curioso carmonense(1787).

 

La administración de los fondos del Patronato desencadenarán años más tarde un fuerte pleito entre diversas familias oligarcas por su administración ya que anualmente se dotaba a quince doncellas pobres casaderas, vecinas de Carmona, evitando así su prostitución que era la salida más habitual para las pobres. El día de San Teodomiro debían estar casadas e ir a la iglesia jesuita con su marido para recibir públicamente la limosna. En las escrituras de la fundación se estipula también que la fiesta principal tendría lugar el día de San Teodomiro.

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