Desde 1783
nuestra Orden Seglar reside en el monumental templo que la Compañía de Jesús
había levantado junto con el Colegio de Gramática - hoy casa consistorial-,
ambos bajo la advocación de San Teodomiro Mártir, Patrón de la Ciudad; denominación y usos que cambiaron tras la
expulsión de los jesuitas en 1767 y con
el traslado de la antigua parroquia del Salvador al templo de la Compañía
(1783) y del ayuntamiento a la escuelas (1837). Este conjunto de edificios es
uno de los de mayor prestancia y envergadura artística de todo el caso urbano.
San Ignacio en la cueva de Manresa.
Antiguo retablo de los Jesuitas. Ig. Descalzas
Diferentes
emplazamientos.
En el mes de
agosto de 1619 llega a Carmona el grupo de jesuitas que será el núcleo de la
nueva fundación ,estableciéndose en la morada del que será el Patrono
fundacional el Escribano Pedro de Hoyos, casa localizada en un edificio de la Plaza del Arrabal - actualmente Paseo del
Estatuto- entre las calles de san Francisco y Enmedio.
“...y en cumplimiento de lo pactado vinieron
luego por fines de agosto del dicho año de 1619 tres de los nuestros a Carmona;
que fueron P. Juan Muñoz de Gálvez, P. Luis Guerrero y Hermano Tomas Antolínez
y a pocos meses después vino el P. Miguel Carbonel” (Historia del Colegio de Carmona
(Agosto de 1620 a 1754) escrita por el P. Juan Bª de Algaba, A.P.T.S.I.).
La presencia
de jesuitas en nuestra ciudad está atestiguada desde 1605 como predicadores en
ciertas solemnidades y que planteó al cabildo municipal la posibilidad de una nueva fundación en la
población. Sería gracias a la generosa
donación de Pedro de Hoyos y de su esposa la que va a facilitar la realización de este deseo.
Durante
algunos meses los sacerdotes de la compañía acuden a los cercanos templos de la
Concepción y de San Pedro para decir misa y dedicarse a sus labores pastorales, aún así desean tener casa dentro del núcleo urbano
pero había que aguardar la autorización del Padre General que se otorgará el 2
de enero de 1620. En agosto de ese mismo año la comunidad se traslada a la
calle Sancho Ibáñez - junto al templo de san Bartolomé-, espacio que tampoco
les satisfacía pues las casas estaban cerca de la muralla y en el desnivel de
dos calles impediría en el futuro la construcción de un templo y del colegio.
Gracias a
una serie de mejoras en las escrituras fundacionales podrán optar por un
espacio mejor situado en el viario de la villa. Si en la
primera dotación Pedro de Hoyos y
su esposa destinaron 260
aranzadas de olivar, varios pedazos de tierra calma, un molino, un
caserío en la finca La Atalaya y 7.000 ducados http://www.haciendaatalaya.com/historia/ la segunda escritura aumentó la dote inicial con
16.000 ducados. Hubo una tercer documento, entregando el tributo de 440 reales
de principal y 200 de réditos contra Andrés Martín de Madrigal, además de donar
unas casas que tenía en la calle de Enmedio.
En poco más
de tres años los jesuitas se establecen en tres espacios diferentes: las casas
del arrabal cercanas a San Francisco para pasar luego a unas alquiladas en
calle Sancho Ibáñez en las que sólo residieron unos meses pues
pronto adquieren casas en la plaza de santa Bárbara ( actualmente Pl. Cristo
Rey) y se les concede una capilla preexistente en ella.
La casa
definitiva. Primer templo y colegio de san Teodomiro
Gracias a la
generosa donación de Don Pedro de Hoyos se
puede llevar la fundación con cierto desahogo y por la que obligaba la Compañía de Jesús a levantar una iglesia,
un colegio y una casa para veinte religiosos, además de dos escuelas de
gramática, “debiendo enseñarla gratis, a todos los que quisiesen concurrir”. La casa definitiva ocupará una antigua capilla dedicada al Patrón de
Carmona, en una cercana plaza a la Prioral de Santa María y equidistante de la
Plaza de Arriba, que reedificaron y aumentaron. Este espacio se juzga
convincente según las siguientes razones :“[...] primera estar dicha isleta en medio y lo mejor de la villa, cerca de la
plaza e iglesia Mayor, con una plazuela delante que llamaban de Santa Bárbara,
muy a propósito para concurso y desahogo de escuela y de estudiantes y lejos de
los demás conventos de religiosos por estar estos fuera en el Arrabal, y solo
los nuestros dentro de los muros donde vivía toda la gente principal y estar
dicha isleta toda cercada de la vecindad mucha y muy honrada; segunda porque el
común del regimiento, corregidor,
caballeros, clerecía, beneficiado, vicario
y abad mayor,
a una voz
y de conformidad
todos deseaban nuestra mudada y tenernos juntos, así para aconsejarse
con nosotros consultados sus casos y tenernos a manos en sus muertes:
ofreciéndonos mientras no tuviésemos iglesia la capilla de Santa Bárbara en la
iglesia Mayor que es muy capaz y con sagrario donde con grande comodidad,
aunque de prestado podíamos tener y ejercitar todos nuestros ministerios.
(Ibídem, f. 19 v.83).Iniciándose en 1621 la compra de las casas adyacentes.
Parece que la autoridad municipal encomendó a los jesuitas el mantenimiento de
la capilla dedicada a San Teodomiro, lo que fue causa de una división en la
aristocracia local enfrentando a don
Lázaro de Briones y Quintanilla, alférez mayor, y don Pedro de Hoyos (GARCÍA
RODRÍGUEZ, A., Teodomiro..., pp. 45-50).
Junto a ésta
capilla originaria labraron igualmente las escuelas - el municipio les concedió en 1621 una ayuda de seiscientos
ducados- , obras que concluyeron hacia enero de 1636. Respondiendo así al interés de don Pedro de
Hoyos:“[...] mi hacienda quiero darles y fundarles un convento, donde
confiesen, prediquen y enseñen en virtud y letras a los muchachos; estos son la semilla de la
República; si se crían bellacos, bellacos se quedan; y si son bien criados
hacen buenas Repúblicas”. C-198).
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