La contemplación
y veneración de la Madre dolorosa está inscrita en la espiritualidad servita
desde los primeros momentos de su origen pues el color negro del hábito se
justifica por el color de luto de la Virgen y que la Orden ha sido fundado el Viernes Santo,
mientras que los primeros Padres meditaban la Pasión del Señor; - el hábito de
los Siervos recuerda precisamente el misterio de la pasión;. A lo largo de los siglos han sido numerosas las prácticas piadosas y
litúrgicas que los Siervos de María han generado en torno a la contemplación de
los dolores de Nuestra Señora: el Oficio litúrgico y las Misas, la Corona, Vía
Matris, la Veneración a nuestra Señora
durante el Triduo Pascual, etc.
Dentro
de todo este amplio repertorio destaca como propio de la Orden una práctica
piadosa denominada La Hora de la Madre o la Desolada
y que cuenta con una larga tradición
en las comunidades servitas que reunidas en la tarde del Viernes o del
Sábado Santo contemplan a María en su
soledad, muy en consonancia con la tradición litúrgica de Santa María en Sábado
nacida de la tradición de la permanencia de la Madre en oración junto al sepulcro
a la espera de la Resurrección.
Este
subsidio comenzó a difundirse fuera de la Orden apartir de su recitación en
1987 en la Basílica de santa María Mayor de Roma con motivo del Año Santo
Mariano. Esta tradición es alimentada
por el Padre Ermanno Toniolo, de la Orden de los Siervos de María, Director del
Centro de Cultura Mariana de Roma y Profesor emérito de la Facultad Teológica
Pontificia Marianum. Nacida en un entorno bizantino, La Hora de
María se ha convertido en un vínculo vivo entre Oriente y Occidente y donde existía la memoria de que fue
celebrada por primera vez – Siglo IX – por los Santos Cirilo y Metodio.
La
celebración alterna Salmos, lecturas y breves oraciones rítmicas de la liturgia
bizantina. Pero la celebración no sólo tiene lugar en la archi basílica mayor
papal: el favor del que goza la ha extendido a otros lugares. Se ha celebrado
dos veces en San Pedro, por deseo de San Juan Pablo II, y también hoy en otras
iglesias, también en el ámbito doméstico puede celebrarse en sus casas ante una
imagen de la Virgen. Iluminada por una lámpara o un cirio expresivo, siempre
que no sea un cirio pascual – tal como se informa en el folleto sobre la
celebración mariana editado por el padre Toniolo – se convierte en un momento
de comunión también para la familia.
El dolor de la Madre, de las madres
En este
año especial, en el que las fronteras de Europa conocen el desgarro de la
violencia, en el que la guerra y el
terrorismo en el mundo destruyen a tantas familias, es una ocasión especial
para recorrer con María su vida dolorosa como ya Simeón le había predicho:
“Una espada te atravesará el alma. Citando a Pablo en
la Carta a los Romanos (4,18), a propósito de Abraham, el padre Toniolo escribe
que María "creyó contra toda evidencia, esperó contra toda
esperanza". Bajo la cruz, María vuelve a pronunciar – en el silencio de su
corazón – su sí incondicional.
TEXTOS
La Orden
de los Siervos nos propone tres esquemas celebrativos para la Desolada:
a)
Con la Madre de Jesús, desolada, meditando las palabras del Hijo en la Cruz, la
tarde del Viernes Santo; b) Con la Madre de Jesús y cuantos lo han conocido,
meditando lo que ha dicho y hecho Él, la tarde del Viernes Santo; c) La Hora de
la Madre, la mañana del Sábado Santo.
Se
elegirá una sola celebración, para realizarse la tarde del Viernes Santo
(esquemas a o b) o la mañana del Sábado Santo (esquema c).
ENLACE A LOS TEXTOS
http://servidimaria.net/sitoosm/es/textos-osm/triduopascua.pdf
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