V. de los Dolores de
Mora. Granada
LA CREACIÓN DEL MODELO ICONOGRÁFICO DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES EN
ANDALUCÍA
La concepción actual de la
imagen exenta de la Dolorosa es muy tardía en el arte español pues será durante
el barroco cuando se desarrolle. A fines del siglo XVI aparecerá un modelo que
se prodigará y se extender con apabullante celeridad como es el trasunto del cuadro de la Virgen de la
Soledad que Gaspar Becerra realizó para los mínimos de Madrid, devoción e
iconografía que la reina Isabel de
Valois había importado de los Países Bajos en 1565.
Este modelo de la Virgen en Soledad revestida siguiendo los usos del
luto cortesano de los Austrias se apartará de las representaciones
tradicionales de la Dolorosa, pues nos la presentan sin relación directa con
escenas de la Pasión: al pie del Crucificado, Calle de la Amargura o el más
difundido como era la Piedad.
La aparición del modelo de la Virgen de los Dolores tendrá que esperar
aún un siglo después de la Soledad y será deudor de ella.
La iconografía de la Dolorosa ocupa un lugar
preeminente dentro de la escultura española de los siglos XVI-XIX, en sus
versiones devocional y procesional, alcanzando un notable desarrollo en los
imagineros andaluces. A lo largo del XVII se irá creando el patrón iconográfico
de la Dolorosa gracias a las
aportaciones de Pedro de Mena y José de Mora que resultarían trascendentales
para el triunfo imparable de dicha temática, pues abandonan la evidente rigidez
de aquellos ejemplares de la Virgen doliente
situados en las décadas finales del Seiscientos y sobre todo en nuestra
región será a partir del modelo creado por José de Mora para el oratorio
granadino de los Padres Filipenses y que éstos extenderán en las sucesivas
fundaciones andaluzas sin abandonar la combinación de belleza femenina robusto y el patetismo que nos muestran "unas
mujeres muy bonitas que lloran... no habrá arte quizás, pero habrá emoción y
belleza" en palabras del estudioso Ricardo de Orueta.
Virgen de los Dolores, obra de Mora.
V. de los Servitas
(Osuna)
Antigua y Siete
Dolores(Ig. Santiago, Sevilla)
Virgen de los Dolores (Ig. Magdalena, Sevilla)
La Virgen de los Dolores de los Filipenses Granadinos, paradigma de
la dolorosa andaluza.
En el corto período en la que
Don Diego Escolano ocupó la sede
Granadina (1668/72)se producirán una serie de acontecimientos concadenados que
determinarán en los siguientes siglos la devoción y las prácticas litúrgicas-
devocionales de gran parte de la población andaluza, promoviendo a la vez la aparición y desarrollo de un
modelo propio de la Virgen de los Dolores que abarcará a todas las artes
plásticas.
Si en 1668 los seglares
servitas habían alcanzado el reconocimiento litúrgico de la fiesta propia del tercer
domingo de septiembre en torno a la contemplación de los dolores de Nuestra
señora, será el Arzobispo granadino quien en ese mismo año implante la
espiritualidad de los Siervos de María en Andalucía al erigir en la capital
granadina la primera Orden Tercera y
sucesivamente en otras localidades próximas. Junto con la solicitud a la reina
Regente para implantar en España la Misa y Oficio de los servitas, el Arzobispo
trasladará en 1671 la celebración de la Virgen de las Angustias de Granada del 9 de febrero - fiesta de la Aparición- al mes
de septiembre adoptando los usos
devocionales de la Orden Servita con ocasión de la consagración del
nuevo templo de Ntra. Sra. de las
Angustias. Le correspondió consagrarlo a Escolano el 13 de septiembre de ese año
y lo hizo con Vísperas y Misa Pontifical propias de esa festividad servita,
“con la mayor ostentación y grandeza que hasta ahora se habrá visto en esta
ciudad”, según el testimonio recogido por Miguel A. López. Las fiestas se
prolongaron durante ocho días.
La primera fundación en
tierras andaluzas de los Filipenses será en
Granada y ocupará el episcopado
de Escolano pues no fueron pocas las dificultades: falta de l fondos en el patronazgo, la
negación de recursos por parte de la Corona, las repetidas negativas del propio
Arzobispo... llevará a los filipenses a plantear una estrategia para conseguir
el beneplácito de Escolano, sabedores de su devoción por la Virgen de los
Dolores encargarán una imagen de esta advocación y pondrán bajo su advocación el
nuevo templo. El resultado será la licencia del Arzobispo al establecimiento
del oratorio y su patrocinio para la obra, convirtiéndose así en el primer
templo dedicado a los Dolores de Nuestra Señora en territorio español.
La Virgen de los Dolores
presidiendo el altar con San Juan Pablo
El escultor José de Mora y la imagen de Nuestra Señora de los
Dolores.
El famoso escultor contaba con
treinta años cuando recibe en 1671 el encargo de realizar una efigie bajo la
advocación de Nuestra señora de los Dolores. Había nacido en Baza y era
pariente
del insigne Pedro de Mena y trabajando con Alonso Cano quien lo introduce en la corte de Carlos II en 1666 y alcanzando el título de escultor de cámara. De regreso en Granada en el otoño de 1670, recibe el encargo de la que será su obra cumbre, la Virgen de los Dolores (actual Virgen de la Soledad del Calvario) para el Oratorio de San Felipe Neri. El 2 de febrero de 1671 se inicia la obra y se trasladó en procesión nocturna el 1 de agosto de ese mismo año. La imagen es deudora de la creada por Gaspar Becerra, de la que Alonso Cano había realizado una pintura para la catedral granadina. Mora recrea y populariza el tema de la Dolorosa a la que dispone arrodillada y transmisora de un contenido dolor de notable carga idealizadora con una profunda introspección sicológica, sin alardes expresivos de su emoción interior.
del insigne Pedro de Mena y trabajando con Alonso Cano quien lo introduce en la corte de Carlos II en 1666 y alcanzando el título de escultor de cámara. De regreso en Granada en el otoño de 1670, recibe el encargo de la que será su obra cumbre, la Virgen de los Dolores (actual Virgen de la Soledad del Calvario) para el Oratorio de San Felipe Neri. El 2 de febrero de 1671 se inicia la obra y se trasladó en procesión nocturna el 1 de agosto de ese mismo año. La imagen es deudora de la creada por Gaspar Becerra, de la que Alonso Cano había realizado una pintura para la catedral granadina. Mora recrea y populariza el tema de la Dolorosa a la que dispone arrodillada y transmisora de un contenido dolor de notable carga idealizadora con una profunda introspección sicológica, sin alardes expresivos de su emoción interior.
Pie de foto. V. Dolores. Convento de Madre de Dios de Carmona.
El 5 de noviembre de 1671 el
Arzobispo traslada al templo filipense a la tercera orden servita que había
establecido dos años antes, movido por
la calidad de la obra realizada, la unción religiosa, la fama de
milagrosa de la talla antes de la llegada al Oratorio. La obra sufrirá en 1707
un cambio en la disposición original de las manos que ofrecía entrelazadas -
modelo que si seguirán otras dolorosas deudoras de ésta-, pues colocada a
cierta altura la posición dificultaba la visión del rostro por lo que José de
Mora las colocará de forma absolutamente novedosa entrecruzadas sobre el pecho.
Si la imagen de Gaspar Becerra fijó el tipo iconográfico de la Soledad durante el gobierno de los Austrias menores, esta obra de José de Mora será el prototipo de la Virgen de los Dolores bajo los primeros Borbones, en gran parte a la expansión de la espiritualidad servita desde el foco granadino y a la labor de los filipenses que al ir fundando en diferentes ciudades andaluzas pondrán los oratorios bajo la nueva advocación e instaurando el culto y el modelo iconográfico creado por Mora.
Dolorosa. Convento
Filipenses, Sevilla.
Pintura de la
antigua capilla Siete Dolores. Sevilla
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