El `traslado de la imagen de
María Santísima de los Dolores a la iglesia de san Pedro, que tendrá lugar el
día 30 de junio con motivo de la procesión magna al siguiente día, nos ofrece un
momento especial para rememorar una primera estancia de nuestra imagen Titular
en la parroquial del arrabal de Carmona. Han transcurrido doscientos treinta y
seis años de aquel acontecimiento, ocurrido tan sólo dos años más tarde de
terminarse su hechura en 1785.
En el “Libro de Cavildos y juntas
de la Congregación y Orden Tercera de los Siervos de María stma, de los
Dolores” iniciado en su nueva sede, la
Parroquia del Salvador, se anota en su
folio 18 vto: “Junta de los hermanos oficiales para tratar la trahida de la
sntma. Virgen los Dolores de la Yglesia de Sr. san Pedro a la del
Salvador”. Gracias a dos actas conocemos
algunos pormenores de la procesión de la Orden Tercera, que como era habitual
tenía lugar el Domingo de Ramos, a la que en ese año sorprendió la lluvia y la
congregación y su Imagen encontraron refugio en san Pedro. La climatología se presentaba adversa para
toda la semana, lo cual motivó la celebración de un cabildo de oficiales. Éste
tendría lugar en la sacristía del Salvador en la tarde del lunes santo, un cuatro de
abril. pues el día anterior la lluvia
había sorprendido a la procesión de los Siervos de María.
Aunque quizás por equivocación
del Secretario no calzan las fechas, la reunión era un cuatro de abril pero en
el acta se hace constar que el martes – día 5- tampoco se había efectuado el
traslado. Correspondió a don Tomás Nieto Portocarrero, impulsor de la creación
de la orden tercera y antiguo hermano mayor de la de Nuestro Padre, comunicar
que “no haberse podido conducir la stma. Virgen en su Procesión Gnral. a su
Yglesia por causa del agua que sobrevino en la tarde del Domingo de Ramos, ni
en la del Martes Santo que había determinado por sobrevenir el mismo
inconveniente”. La propuesta que se presentaba a los oficiales era la de
poderlo realizar en la del Viernes Santo tras la celebración en san Pedro del
oficio de las Tres horas de Agonía. Previendo que podría continuar la
climatología adversa se proponía en ese caso: “se practicase en la tarde del
Domingo de Resurrección” a continuación de las celebraciones litúrgicas, de
forma que “de esta suerte se experimentaría una Procesión más Solemne para
conducir a la Stma. Virgen a dha Yglesia (Salvador)”.
El domingo ocho de abril tendría
lugar el traslado de la sagrada Imagen. Debió de tratarse de una procesión de
gran solemnidad. Terminada ésta, se celebró a continuación una nuevo cabildo,
“para tratar sobre las gracias que se han de dar al Clero dela Yglesia del Sr,
san Pedro”. Asistiendo veinticinco hermanos - casi todos ellos miembros de la
Junta- de los cuales once pertenecían al
clero. En el acta se recoge el agradecimiento de la Orden Tercera a los por “lo
mucho que se habían esmerado el clero de la Yglesia de sr. san Pedro en dar culto a la Stma.
Virgen todo el tiempo que había estado en ella”- no debemos olvidar que
cualquier uso en las parroquias tenía en ese entonces el cargo de “derechos
parroquiales- . Por parte del clero se le dispensó un trato extraordinario a la
Imagen, incluido el “gasto tan crecido de cera que habían tenido” . Razones que
una vez tomadas en consideración y en agradecimiento se nombró una diputación
de hermanos para “que se les diese las devidas gracias”. La comisión estuvo
integrada por el sacerdote Nicolás Gallardo, el diácono Pedro Ruiz, por el Mayordomo
y el hermano Celador, Juan Blanco y Cristóbal Benítez; ya que estos cuatro
hermanos eran los que previamente se habían reunido con el clero de san Pedro.
Los presentes testimonian que no
era suficiente con dar las gracias, aunque fuera en persona, por parecer poco
“a lo mucho que el dho clero se ha esmerado en obsequiar, y dar culto a la
Stma. Virgen, pues es notorio que quatro Sacerdotes la trajeron sobre sus
hombros desde su Yglesia a esta y que
todos los demás con Sobrepellices la acompañaron en la Procesión y que convidaron a las
hermandades que allí tienen para la mayor representación”.
El traslado debió ser algo
realmente extraordinario porque además del clero se le unieron las seis
hermandades establecidas en san Pedro. Otro dato importante es el hecho de que
cedieron la presidencia de la celebración litúrgica a los Beneficiados miembros
de la Congregación de los Siervos de María.
En atención a todas esas
deferencias se acuerda recibir al clero de la parroquia de San Pedro como
hermanos de la orden “dándoles a cada uno su Escapulario y Corona, sin que
paguen la entrada ni cosa alguna de contribución, y se les asista luego que
fallezcan con las missas acostumbradas aplicándolas el Padre Corrector por sus
Almas”. Este reconocimiento suponía un alto coste para las arcas de la Orden
pues sólo las siete misas suponían por lo habitual una partida importante en la
economía debido al pago de los mencionados derechos parroquiales. Este generoso
“regalo” se extendía “a todos los que en la actualidad componen dho clero” compuesto
por sacerdotes, diáconos y los de órdenes menores. Al darse el caso de que
algunos eran ya hermanos de los Siervos, “se les dispensa de todo genero de
contribución”.
La diputación debía comunicar al
clero todas estas novedades así como la fecha en la que se realizaría el
recibimiento o admisión y que tendrías lugar el siguiente domingo en el que los terciarios
celebraban su reunión mensual.
Este acuerdo se tomó por todos
los presentes a la reunión “contemplando no ay mas facultades para la
retribución a dho clero por el obsequio y culto que han dado a la Stma.
Virgen”.
En el mismo Acta se recoge la
propuesta del hermano Juan de Morales, diacono, de que para el Viernes de
Dolores se celebren Maitines – oración litúrgica en torno a las seis de la
mañana- o en la del Domingo de Ramos que es la procesión, de manera que todos
los hermanos que fueran clérigos asistieran de sobrepellices “de esta suerte se
beneficiaría un numero de ellos crecidos para mayor culto de la Stma. Virgen y
edificación de los fieles” acordándose se realizará de esta forma.
Durante los siguientes dos siglos
se mantendría la procesión el domingo de ramos, por algunas anotaciones de
itinerarios – muy pocas en los libros de actas- sabemos que la Orden Tercera
mantuvo casi el mismo itinerario, llegando hasta la entonces Plaza del Arrabal,
hoy Paseo del Estatuto. Doscientos
treinta y seis años más tarde la procesión Magna nos ofrecerá la oportunidad de
recordar ese momento histórico y un recorrido muy parecido al que los servitas
realizaron con la Virgen de los Dolores hasta los primeros años del pasado
siglo XX.
Una vista de David Roberts sobre
la plaza del Mercado del arrabal nos aproxima a ese espacio urbano donde
sorprendió la lluvia a los terciarios.
. Grabado
del Mercado
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