La imagen de nuestro Niño Jesús estrena con motivo de las fiesta del Niño Jesús de Praga – primer domingo de junio- un conjunto de vestiduras y preseas inspirados en la iconografía de la venerada en la capital checa.
El Niño Jesús de Praga quizás sea una de las imágenes del pequeño salvador con mayor devoción en el mundo, se venera en la capital checa, en la iglesia de los Carmelitas descalzos que han propagado universalmente su iconografía. En 2009 el recientemente fallecido S.S. Benedicto XVI coronó la sagrada imagen.
NUEVO CONJUNTO
Gracias a diferentes donaciones se ha podido concluir el rico conjunto que lucirá durante este mes de junio y en la procesión del Corpus Christi la imagen de nuestro Niño Jesús.
Se compone de una corona tipo imperial de la casa de los Habsburgos, modelo que usa el de Praga, diseñada y ejecutada por Juan González en metal plateado y chapado en oro con diferentes piedras de cristal provenientes algunas de antiguos broches. El orbe de cristal está decorado con perlas del siglo XIX denominadas fish scale glasses – perlas realizadas con escamas de peces- y enriquecida con una pequeña pulsera de igual época.
La túnica es una obra bordada del siglo XIX, adquirida en anticuaria. Sobre raso de seda blanco se dispone un rico bordado realizado en canutillos y lentejuelas, cristales imitando los típicos puntos del bordado como el setillo o la mosqueta. Ha sido adaptada a la imagen por N.H. Nieves Bascón, que igualmente ha confeccionado la gorguera y puños en un raro encaje inglés del siglo XVIII que reproduce un paisaje.
El manto se ha realizado a partir de una capelina bordada en oro con técnica de cartulina. La restauración y consolidación de la pieza es obra de N.H. Antonio Becerra.
Agradecemos tanto a los donantes de estas piezas y a los que con su trabajo generoso nos han permitido contar con este rico conjunto y a las religiosas dominicas por la cesión de la peana del siglo XIX sobre la que procesionará en esta ocasión el Niño Jesús.
El origen de su devoción
La historia del Niño Jesús de Praga tiene sus orígenes en España hacia el siglo XVI con la duquesa María Manrique de Lara, quien al contraer matrimonio con el caballero bohemio Vratislav de Pernstejn, llevó consigo la preciosa imagen a su nueva casa en Praga. Tiempo después, en el año 1628, su hija, la princesa Polyxena, regaló la estatuilla al Convento de los Carmelitas Descalzos de Malá Strana.
En el convento la imagen comienza a ser venerada por los carmelitas, pero sufre las consecuencias de la guerra de los Treinta años, cuando los sajones invaden la ciudad y saquean los lugares de culto. La efigie del pequeño Jesús sufre por el saqueo y ve destrozada sus manos. Con el tiempo queda olvidada entre los escombros. Pasado los años, y gracias a la intervención del sacerdote carmelita Padre Cirilo, la imagen es restaurada, convirtiéndose de nuevo en objeto de devoción, atribuyéndole a ella muchos milagros.
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