viernes, 7 de mayo de 2021

LA SANTISIMA VIRGEN MARIA, MADRE Y MEDIADORA DE GRACIA

 



En el calendario litúrgico de la Orden de los Siervos de María se recoge como Memoria la celebración de la Misa que con el título Beataae Mariae Virginis gratiae Matris ac Mediatricis aprobó en el año 1971 la Sagrada Congregación para el Culto Divino en fiel armonía con la doctrina del Concilio Vaticano II, p0ara celebrar a la vez la función maternal y el papel mediador de la santísima Virgen.  El origen de esta  conmemoración se encuentra en la que el Papa Benedicto XV concedió en el año 1921  a toda la nación belga el oficio y la misa de santa María Virgen Medianera de todas las gracias.  


UN TEMA CONTROVERTIDO EN TEOLOGÍA

La Mariología desarrollada por el Concilio Vaticano II  recuerda el de «Mediadora» entre los títulos atribuidos a María en el culto de la Iglesia; la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, confirma el valor de la verdad que expresa. El Concilio tuvo cuidado de no vincular este título mariano con ninguna teología de la mediación, sino sólo de enumerarlo entre los demás títulos que se le reconocían a María. Por lo demás, el texto conciliar ya refiere el contenido del título de «Mediadora» cuando afirma que María «continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna».




El  Concilio afirma que María «es nuestra madre en el orden de la gracia». Este título aclara que la Virgen coopera con Cristo en el renacimiento espiritual de la humanidad. Posteriormente en la encíclica “Madre del Redentor” (Redemptoris Mater) se afirma que  «la mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas».

La mediación materna de María no hace sombra a la única y perfecta mediación de Cristo. El Concilio afirma que «la misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia». No tiene su origen en ninguna necesidad objetiva, sino en que Dios lo quiso así.

¿Qué es, en verdad, la mediación materna de María sino un don del Padre a la humanidad? Por eso, el Concilio concluye: «La Iglesia no duda en atribuir a María esta misión subordinada, la experimenta sin cesar y la recomienda al corazón de sus fieles».



TEXTO PARA LA EUCARISTÍA (Misal propio de la Orden):

http://servidimaria.net/sitoosm/es/textos-osm/libros-liturgicos-osm/misal/mgracia.pdf

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