17 de febrero
En el remoto año de 1233...
Los documentos sitúan en el
decenio de 1230-1240 el origen de la Orden, surgida de la vocación común de
siete florentinos adultos. Hasta ahora es la primera orden religiosa masculina
de la Iglesia que no ha sido obra de uno o dos fundadores sino de un grupo: los
"siete fundadores", que serán canonizados en forma colectiva por el
papa León XIII en 1888.
En los inicios del siglo XIII en
las regiones italianas de Lombardía,
Emilia y Venecia, se dieron diversas manifestaciones "piadosas", una
búsqueda de una religiosidad más
auténtica, no exentas de un matiz político, que trataban de combatir la herejía
y lograr una renovación de las costumbres.
Una tradición bien consolida nos
dice que la Orden de los Siervos de María nació en el año de 1233. Esa fecha
adquirió aun mayor importancia en el seno de la Orden porque uno de sus santos
principales, Felipe Benicio (m. 1285), había nacido en Florencia en ese mismo
año.
En la primera mitad del XIII,
Florencia era una ciudad dinámica y de gran efervescencia gracias a la lucha del emperador Federico II con los papas y de la que la
ciudad sacaba un buen partido económico. En efecto, tanto los movimientos
heréticos (objeto de constantes condenas y excomuniones) como los que
procuraban ser fieles a la doctrina oficial de la Iglesia se caracterizaban por
un llamado a la penitencia y a la pobreza. En el ámbito de la ortodoxia católica
hay que mencionar algunas fechas importantes: en 1206 Domingo, de Guzmán,
fundador de los dominicos, predica en el sur de Francia; en 1208 Durando de
Huesca, fundador de los Católicos Pobres, se reconcilia con la Iglesia; en 1209
Francisco de Asís inicia su predicación itinerante, En los decenios siguientes
se forman grupos laicos que gustan de llamarse principalmente
"pobres". En el momento en que nace la Orden de los Siervos de María
es intensa la presencia de movimientos religiosos en esa ciudad.
El grupo de hermanos y hermanas
de la penitencia de Florencia es uno de los más importantes de Italia y sirven
de baluarte contra las numerosos grupos que
se oponen a la jerarquía eclesiástica, menosprecian
la humanidad de Cristo y a la maternidad divina de la Virgen, los grupos laicos
ortodoxos de Florencia se sienten impulsados a defender decididamente esos
aspectos de la fe" y en los que nace el grupo de nuestros siete
fundadores, comerciantes que primero en las afueras de la ciudad en Cafaggio y luego en el retiro a Monte Senario ponen el germen de
los Siervos de María dejando la vida familiar y contando sobre todo con sus dotes morales y
espirituales necesarias para su futura vocación religiosa.
La decisión de abandonar su
familia, actividades, profesión y de abrazar una vida común de penitencia,
pobreza y oración fue tomada según la tradición, el 15 de agosto de 1233. Esta
comprobado sin lugar a dudas que Cafaggio, localidad situada al otro lado de
las murallas de Florencia, más allá de la Porta di Bella, fue el lugar adonde
se retiraron inicialmente. Surgía donde hoy se yergue uno de los conventos más
importantes de la Orden: el de la Santísima Annunziata (la Anunciación). Al
retirarse de la vida pública y ante su opción religiosa tan radical, se suscito
tal estupor que a la nueva ermita acudían visitantes y seguidores. Los siete
fundadores (con certeza solo conocemos el nombre de dos de ellos, Bonfilio y
Alejo, aunque por tradición se les asignan a los cinco restantes los nombres de
Amadeo, Bonayunta, Maneto, Sostenes y Hugo), apoyados por el obispo Ardingo y
deseosos de meditar más a fondo su vocación, se dirigen a la soledad de Monte
Senario, una colina de 800 metros sobre el nivel del mar, ubicada a 18
kilómetros de Florencia. No podemos excluir que en esta decisión haya influido
de manera determinante el momento crítico por el que pasaban en Florencia los
güelfos. Sea como fuere, el retiro a Monte Senario se remontaría a 1245, casi
por los años durante los cuales desarrollaba en esa ciudad su misión el
dominico San Pedro de Verona, defensor de los derechos del papa, que sentía
gran estimación por los siete y que era un sincero devoto de la Virgen.
A partir de su retiro a Monte
Senario, ese convento será siempre para la Orden de los Siervos de María un
punto de referencia sumamente importante, al grado de que hoy todos sus
integrantes lo consideran el símbolo y el testimonio concreto de los orígenes.
Aquí se conservan, entre otras cosas, las reliquias de los siete fundadores.
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