En este mes, todos pediremos al Señor por las vocaciones sacerdotales a través de una oración de san Juan Pablo II:
"Padre santo, fuente perenne de la existencia y del amor, que en el hombre viviente muestras el esplendor de tu gloria, y pones en su corazón la simiente de tu llamada, haz que ninguno, por negligencia nuestra, ignore este don o lo pierda, sino que todos, con plena generosidad, puedan caminar hacia la realización de tu Amor.
Virgen Santísima, que sin dudar te has ofrecido al Omnipotente para la actuación de su designio de salvación, infunde confianza en el corazón de los jóvenes para que haya siempre pastores celosos, que guíen al pueblo cristiano por el camino de la vida, y almas consagradas que sepan testimoniar en la castidad, en la pobreza y en la obediencia, la presencia liberadora de tu Hijo resucitado. Amén"
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