Queridos
Hermanos y Hermanas de la Familia de los Siervos¡
Dentro
de pocas semanas celebraremos una vez más la Navidad en la iglesia y en
nuestras familias con gran solemnidad, con los regalos y con todo lo que es
costumbre propia de la Navidad. Por experiencia la fiesta pasará tan rápido como
ahora rápidamente se acerca. En este ciclo repetido anualmente, me he hecho
siempre la pregunta ¿Qué queda para mi después de la fiesta, que permanece después
de la Navidad para mi vida de fe?.
Recuerdo
que en mi juventud he encontrado una respuesta a mi pregunta en la palabras de
la lectura de Navidad (1) “la gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y
nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para
que vivamos ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios” (7-2,
11-12). Lo que queda de la Navidad es la gracia de Dios aparecida en el niño Jesús,
que nos salva y nos enseña a negar los deseos mundanos y a vivir con sobriedad,
justicia y piedad. Esta respuesta la podía aceptar y buscaba implementarla en
mi vida. Con la experiencia que he acumulado en los años, hoy tengo que confesar,
sin embargo, que para entonces entendía mal estas palabras según la doctrina
equivocada del Pelagianismo. Creía todavía que habría debido realizar una vida
sobria, justo y devoto solo con mis esfuerzos.
Al
mismo tiempo me llegó casi como un don el poder corregir esta ignorancia
juvenil. Fue la ocasión del retiro espiritual, durante los estudios de
gimnasio, que el predicador de los ejercicios, interpretaba para nosotros la
palabra de navidad de Angelus Silesius
(2) “Si Cristo hubiera nacido mil veces en Belén y no en ti estarías perdido
por toda la eternidad”. Hasta hoy recuerdo su interpretación de las palabras “Si
Cristo hubiera nacido mil veces en Belén y no en ti”, las palabras “en Ti”
significan que algo sucede “en nosotros”
en Navidad, que somos capaces de tolerar que Dios actúa “en nosotros”, que
dejamos suceder que Jesús podrá nacer “en nosotros”. En síntesis, se trata de
la gracia y de nuestra tolerancia a ¡dejar actuar a Dios en nosotros y no simplemente
nuestra voluntad. He comprendido esto
entonces con ocasión de dicho retiro.
Honestamente
se tiene que admitir que el “tolerar o dejar que otro actúe en mi” no es un
modelo de comportamiento que podría entusiasmar espontáneamente a los hombres
modernos. Ya que queremos ser activos y no pasivos. Porque queremos ser
percibidos por los demás como hombres
activos. Por eso también como representantes y miembros de la Iglesia
concentramos nuestras energías más bien y demasiado a menudo en los problemas intelectuales
de la fe en Dios o en los desafíos organizativos de la Iglesia y las
necesidades de actuar que ellas exigen. Al mismo tiempo arriesgamos
continuamente reducir a Dios y nuestra relación con él a un verdadero
rompecabezas y a una tarea de organización y a las instituciones resultantes.
Nuestra relación con Dios, sin embargo, no es ni un rompecabezas, ni un
problema de organización. ¡Estar en relación con Dios significa siempre abrirse
con cautela, entrar en un dialogo, escuchar a Jesucristo el Dios “en nosotros”.
Como testimonio de la belleza y de la importancia del compromiso arriesgado de
entrar en relación con Dios, que hoy a menudo no ya no se considera moderna,
quiero citar un texto de fray Giovanni M. Vannucci (3), uno de los autores
espirituales eminentes de nuestra Orden: “No son los filósofos que nos revelan
el misterio profundo de Dios, sino que es Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado
crucificado y que Dios después de la muerte ha hecho resucitar, Jesucristo es
el libro de Dios, es el tratado De
incamatione Verbi (4)escrito en la carne y en la sangre de un hombre, que
era Hijo del hombre e Hijo de Dios. Dios
nos habla siempre mediante cosas concretas. Jamás ha definido lo que es el
mismo, sin embargo, en Cristo, en los Santos, en la Virgen, nosotros vemos lo
que es Dios. Así en nosotros Dios no pide palabras, ni sentimientos, sino la
total consagración de nuestra vida. Y mediante nuestra consagración y encarnación
del misterio divino Dios quiere comunicar su verdad y también la verdad de los hombres
nosotros .Piensen, el rostro sereno y
sonriente de un fraile, el corazón humanísimo de un fraile revela a Dios a
los hombres. Y revelando a Dios, revela a los hombres lo que el hombre puede
ser cuando vive su pleno misterio, que es un misterio terreno y un misterio
celestial, humano y divino, visible e invisible, la revelación de Dios en
nuestra carne, en nuestra dimensión humana en nuestro perfil humano. Dios tiene
que revelarse mediante una luz nueva, mediante pensamientos nuevos,
sentimientos nuevos, un modo de actuar diferente, una luminosidad es la
humanidad de Dios completamente religioso. Y esta luminosidad es la humanidad
de Dios completamente florecida en una criatura que cree en Dios en la vida
religiosa
Queridos
hermanos y hermanas, estos son mis deseos de Navidad para ustedes; que puedan
tolerar y dejar acaecer nuevamente que Jesús, el Hijo de Dios, pueda nacer en
nosotros. ¡El Hijo de Dios que quiere revelarse mediante la luz nueva, los
pensamientos nuevos, los sentimientos nuevos, la manera de actuar diferente y
la luminosidad del rostro de cada persona creyente y religiosa!
¡De
corazón a todos lers deseo, también en nombre de todos los hermanos de nuestra
comunidad de la Curia General de San Marcelo en Roma, una Feliz Navidad un Próspero
Año Nuevo!
!
fray G ottfried M. W olff, O.S.M.
Prior
General
Roma,
27 de noviembre de 2016
Primer
Domingo de Adviento
Prot.
400/2016
1
Segunda lectura de la Misa de Navidad en la noche.
2
Angelus Silesius: Nombre latín asumido en el bautismo católico del poeta alemán
Johann Scheffler (Breslavia
1624
- ivi 1677). Estudió en las universidades de Estrasburgo, Leida y Padua, donde
en 1640 se alureó en
medicina.
Convertido en 1653 al catolicismo tomó en 1661 las órdenes sacerdotales.
3
Giovanni M. Vannucci (1913 - 1984): Fraile Siervo de María y teólogo italiano.
En 1967 inició una nueva
comunidad
dedicada al trabajo, a la hospitalidad y oración; La Ermita de San Pietro a Le
Stinche, en el Chianti.
Sus
actividades y su enseñanza fueron de inspiración para varias comunidades de los
Siervos de María a Le
Stinche
e Montefano (Centro studi biblici Giovanni Vannucci) y para fray Ermes M.
Ronchi Siervo de María
teòlogo.
4
Tratado teològico D ell’Incarnazione.
No hay comentarios:
Publicar un comentario