viernes, 17 de junio de 2022

LA IMAGEN DE SANTA JULIANA FALCONIERI PRESIDIRA ESTE AÑO NUESTRO ALTAR PARA EL CORPUS.

 


Como viene siendo tradicional nuestra Fraternidad dedica el retablo  efímero  que instala en la portada lateral de la iglesia a conmemorar algún acontecimiento religioso importante, en esta ocasión al coincidir la festividad del Corpus Christi con la de nuestra Santa servita Juliana Falconieri, se ha decidido que su imagen lo presida.  

Al cumplirse el medio milenio de fundación de la primera cofradía de penitencia de Carmona, la del Dulce Nombre de Jesús, la imagen de su titular será entronizada en nuestro altar.

 


 

 

SANTA JULIANA FALCONIERI, SANTA DE LA EUCARISTÍA

El 19 de junio de 1341 a la edad de 71 años fallecía Santa Juliana a causa de una grave enfermedad de estómago que no le permitía ingerir ningún alimento, razón por la que desde hacía tiempo no recibía la Comunión. Cercana la hora de su tránsito la Santa solicitó que se colocara sobre su pecho la Sagrada Forma ya que le era imposible tragar, así lo realizó el sacerdote y ante la mirada de todos los presentes la hostia desapareció en ese instante. Al ser preparado su cadáver por sus compañeras religiosas se descubrió que en su cuerpo estaba la marca de la Sagrada Forma como si ésta se hubiera introducido en ella milagrosamente.

 

Este hecho prodigioso, constatado por muchos testigos, convirtió pronto a la religiosa entre las santas de la Eucaristía en un momento en la que la teología discutía sobre la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas.

 


 

 

En 1737 Clemente XII reconoció canónicamente su culto, colocándose una gran estatua de la Santa junto al tabernáculo del altar pontificio de la Basílica Vaticana recordando la devoción y el milagro eucarístico que protagonizó Santa Juliana.

 

Nuestra santa nació en el seno de una de las principales familias de Florencia. Sobrina de San Alejo - uno de los Siete Santos Padres Fundadores de la Orden de los Siervos-, se sintió atraída desde joven por el ejemplo de este grupo de hombres siguiendo su espiritualidad en unión de otros seglares dedicándose al cuidado de los más débiles.

 

Junto con otras mujeres y para desarrollar su labor sin pertenecer a ninguna comunidad de monjas cubrieron sus cabellos con un tipo de paño que les dio el nombre de “mantteletas” como fueron conocidas largamente en el tiempo. Al aparecer más tarde las comunidades femeninas de religiosas de la Orden, Santa Juliana fue considerada como fundadora. También los terciarios servitas la veneraron durante siglos como fundadora del movimiento seglar dentro de los servitas.

 


 

 

Su cuerpo incorrupto se venera en la Basílica de la Annunziata en Florencia.

 

La imagen de Santa Juliana

En nuestra ciudad existen dos imágenes de la santa: la más antigua se conserva en el retablo de Nuestra Señora de los Dolores de San Bartolomé, que al agregarse a los Siervos debió erigir un altar y colocar las esculturas de San Felipe Benicio y de santa Juliana tal como ordenaba la carta Patente de 1739. Al trasladarse la Orden Tercera al Salvador, levantaron nuevo retablo y junto con su nueva Dolorosa debieron realizar las imágenes de ambos santos. En 2021 y tras medio siglo de enajenación ha regresado a nuestra Fraternidad.

 


 

Las dos imágenes son de tamaño académico, razón por la que dadas las dimensiones del retablo efímero del Corpus ha sido necesario buscar una imagen que pudiera ir en consonancia. Gracias a la Hermandad Sacramental de San Pedro se ha dispuesto de una bellísima imagen obra atribuida a Manuel García de Santiago y que representa a Santa Barbara en una de las ochavas de la Capilla del Sagrario de esa parroquia. Luce el terno del hábito servita de nuestra Madre la Virgen de los Dolores con bordados de finales del siglo XVII y capa con bordados del XVIII procedente del Convento de Madre Dios. El ostensorio es obra neoclásica de la Hermandad de la Quinta Angustia.

El conjunto luce sobre la magnífica peana de plata del altar del Corpus de Santa María realizada en 1785 por Vicente Gargallo.

 


 

 

MEDIO MILENIO DE LA COFRADÍA DEL DULCE NOMBRE

 

En 1522 se constata la fundación en el Convento de santa Ana de la Orden de Predicadores de una cofradía penitencial dedicada a venerar el Dulce Nombre de Jesús y Primera Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Una importante corporación a la que pertenecía la oligarquía local durante siglos. 

La cofradía procesionaba en dos ocasiones durante la semana santa, de penitencia el Domingo de Ramos lo que ocasionó algún pleito con los Siervos que lo realizaban ese mismo día pero con carácter de gloria, por lo que la del Dulce Nombre encontraba el itinerario engalanado y desdecía de la penitencia; al domingo siguiente la imagen del Niño Jesús representaba al Resucitado y daba lugar a las “carreritas” y abrazos que aún se mantienen en localidades cercanas. 

Debido al asalto del monasterio dominico por los franceses la imagen estuvo en Concepción y a su regreso a Santa Ana se unió a otra corporación penitencial que veneraba al Nazareno de la Piedad. En 1890 se unió a la del Rosario y juntas se trasladaron a la Parroquia de San Pedro donde en la actualidad se revitaliza como grupo parroquial con reconocimiento de la Diócesis.

 

La imagen del Dulce Nombre

Se trata de una escultura que representa a Jesús como Niño Perdido en el templo como era habitual en este tipo de cofradías. Fue restaurada en la década de los años ochenta del pasado siglo tras el incendio de la iglesia parroquial.

Estrena en esta ocasión túnica con bordados franceses del siglo XIX pasado a un nuevo tejido de tisú de oro en color guinda.

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