Desde su origen y tal como fijará la Legenda los religiosos servitas centrarán en la figura de María sus
devociones y también las celebraciones litúrgicas de forma que testimoniarán a
través de sus usos piadosos su servicio a la Madre de Cristo. Tras la
aprobación de 1304 los Siervos de María proyectarán la identidad mariana que
reunió a los fundadores de la Orden y considerarán a la Virgen María como
verdadera fundadora dedicándole sus primeras casas que son normalmente dedicadas a santa María y
vinculados, como fiesta titular, a la Natividad de la Virgen (Bolonia), a la
Anunciación (Pistoia y Venecia) o ambas (Florencia). Razón por la que Santa Ana como madre de María
sea venerada. Junto a las celebraciones de las festividades marianas entonces
existentes se tipifican u ordenan otros cultos dedicados a tres santos: san
José, santa Ana, san Agustín.
El culto
a Santa Ana
La devoción que los Siervos cultivan a santa Ana es muy
antigua y casi anterior a la extensión de su culto en la Iglesia occidental
donde se incorporará a partir del siglo XIII aportada por los cruzados al
regresar a sus tierras de origen. En 1287 existe ya un convento en
Motelpulciano dedicado a la Madre de María (Carta del 25 de febrero de 1287 con
la cual Honorio IV recibe bajo la protección de la Sede apost{olica el
convento) cfr. DAL PINO, I frati Servi di s. Maria, II, pp. 59-60). Pocos años
más tarde nueve obispos conceden indulgencia a los fieles que asistan a la
iglesia del convento de Borgo Sansepulcro en las fiestas y octavas de Navidad,
Resurrección y Ascensión, en las de la Virgen, de los santos Andrés y Ana y de
Todos los sanos y toda la cuaresma(cfr. ibidem, pp. 172-173) y en 1299 el obispo
de Orvieto concede indulgencia a los
fieles que visiten la Iglesia de los Siervos de Orvieto en las fiestas y
octavas de santa María, santa Ana y san Agustín (cfr. ibidem, p. 184). En los
primeros años del siglo XIV se van a suceder numerosas concesiones en este
sentido a diferentes conventos de la Orden como es el caso la iglesia de Santa
María de Florencia en las fiestas y octavas de la Virgen, santa Ana (1304)
donde ya existía un altar dedicado a la Santa (Ricordanze, f. VIIIr/21-23), e
igualmente a los siervos de Cita de Castello.
La propia Orden prescribirá en sus Constituciones el
oficio doble en su fiesta donde hubiese una iglesia o una altar a ella
dedicados. Las Constituciones de 1503, eliminando esta limitación, prescribirán
la celebración de la fiesta «semper et ubique».
Origen y
difusión del culto.
La Iglesia Oriental establece entre los siglos VI al IX
una fiesta en honor de los padres de la Santísima Virgen basada en la tradición
recogida en el “Protoevangelio de Santiago” y en ell “Libro sobre la Natividad
de María” Según estos apócrifos los progenitores de la Virgen se denominan como
Joaquín y Ana y eran estériles, cuestión que en el pueblo de Israel se
consideraba como "castigo" divino, sus constantes rezos hicieron
concebir a María, que habría sido engendrada sin concupiscencia carnal y estaba
destinada a ser la madre de Jesucristo, el Salvador. Esta creencia popular de
que la futura santa Ana concibió a la Virgen sin mantener relaciones sexuales
fue un error perpetuado en la Iglesia de Roma desde el siglo X hasta que fue
condenada por la Santa Sede en 1677 (Benedicto XIV, De Festis, II, 9).En
occidente generó la tradición de que en el abrazo de ambos conyugues se había
originado una concepción sin pecado original.
A partir del siglo XIII, en paralelo
al auge de la devoción mariana, se extiende la devoción de santa Ana gracias a
las cruzadas. La primera vez que se pronuncian los Papas respecto a esta
leyenda data de 1382, cuando Urbano VI permite que los obispos de Inglaterra
festejasen el día de santa Ana. Ya por entonces esta santa era abogada
celestial de las parturientas y matronas.
El culto en nuestra ciudad
En 1501 se inicia la construcción de
una ermita dedicada a la Santa en la
salida de Carmona en dirección a Lora, que se convertirá prontamente en un
importante convento Dominico bajo esta advocación y que subsistirá hasta 1835.
Foto retablo y convento
Hoy sólo existe el templo. La titular
recibía culto en un impresionante retablo que hoy sobrevive en la población de
Cantillana como Altar Mayor de su
Parroquia. La imagen es obra de Francisco Salzillo - hoy se encuentra en la
Parroquia de San Pedro- según queda documentado por un inventario de 1841 en el
que se data su autoría y llegada al convento en 1749 procedente de Murcia.
Existen otras imágenes de la Santa en nuestra ciudad como es el caso de la de San Bartolomé que venera la Hermandad del Santo Entierro - obra académica del siglo XVIII- o en el sagrario de san Pedro formando pareja con san Joaquín conjunto que igualmente existía en el altar Mayor del Salvador- imágenes que hoy están en Cantillana-. Pictóricamente destaca el retablo del soto coro de Santa María obra de Juan Bautista de Amiens y que representa el abrazo de san Joaquín y Santa Ana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario