4 de mayo.
Nuestra fraternidad celebra en el
día de su festividad a nuestro Santo servita, por un lado para que recordando
su figura podamos tenerlo de modelo de santidad y por otro para impetrar de él
su ayuda para quienes sufren de tumor o cáncer así como por sus familiares para
que aumente su fe y confianza en el poder de la oración a Dios.
La figura de san Peregrino es
particularmente amada en la Orden de los Siervos de María, ya que nos remonta a
tiempos cercanos de los orígenes de la Orden: a los años del generalato de san
Felipe Benizi (+1285), de los beatos Francisco y Joaquín, con los cuales
Peregrino vivió algunos años en la floreciente comunidad de Siena. Dos
episodios de la vida de san Peregrino son resaltados por los biógrafos: su
conversión y la milagrosa sanación de la pierna infectada por la gangrena. San
Peregrino es ciertamente el “rebelde convertido” y “el enfermo milagrosamente
sanado”. Pero es también mucho más. Peregrino es el hermano que ama la ley del
Señor, y al cual las palabras del salmista le quedan bien: “Beato el hombre que
se complace en la ley del Señor, su ley medita día y noche” (Sal. 1, 3); el
hermano comprometido en la observancia tenaz de la Regla de san Agustín y de
las Constituciones de los Siervos; hermano que transforma lo monótono de lo
cotidiano en un „hoy‟ luminoso y perennemente nuevo; el hermano orante, que
descansa en la contemplación del Cristo crucificado, ama la oración litúrgica y
las vigilias nocturnas, busca el encuentro con el Señor a través de la
participación en la eucaristía y la asidua presencia al sacramento de la
penitencia; el hermano austero y sobrio, pobre y penitente; el siervo de santa
María, su madre y señora, que lo guía y protege en el camino hacia la plena
madurez cristiana; el hermano, finalmente, en cuya vida se entrevén los rasgos
de la fisonomía espiritual de los Siete primeros Siervos: la humildad y la
misericordia, la vida fraterna y la amistad cordial, el seguimiento radical de Cristo
y el devoto servicio a la Virgen.
En el Oficio Litúrgico de las
Horas aprobado por la Santa Sede en 1993 para la Orden de los Siervos de María
aparece esbozada la figura de nuestro Santo:
BIOGRAFÍA LITÚRGICA DE SAN PEREGRINO LAZIOSI
En el año de 1283 san Felipe
Benizi, entonces prior general de los Siervos de María, cuando trataba de
conducir a los ciudadanos de Forlí, sujetos a entredicho, a la obediencia de la
sede apostólica, fue arrojado con golpes e insultos de aquella ciudad. Mientras
san Felipe, como fiel imitador de Cristo, rogaba por sus perseguidores, uno de
ellos, un joven de dieciocho años y de distinguida familia, llamado Peregrino
Laziosi, arrepentido, fue a pedirle humildemente perdón. El piadoso hermano lo
recibió afablemente. Desde entonces, aquel joven empezó a despreciar las
vanidades del mundo y a invocar con fervor a la Virgen para que le mostrara el
camino de la salvación. No mucho tiempo después, favorecido por una especial
iluminación de nuestra Señora, acudió al convento de los Siervos de Siena, en
donde, después de vestir con gran devoción el hábito de la Virgen, se entregó
con ardor a su servicio. Allí, con la ayuda del beato Francisco de Siena, se
fue ejercitando en el estilo de vida y normas de los Siervos de María.
Algunos años más tarde, fue
enviado de nuevo a Forlí. Allí, lleno del amor de Dios y de nuestra Señora, se
dedicaba sin tregua a recitar salmos, himnos y oraciones, amén de la meditación
de la palabra de Dios; su ardiente amor al prójimo lo impulsaba a socorrer a
los pobres en sus necesidades, abriéndoles los tesoros de la caridad. Así, más
de una vez plugo al Señor otorgar sus dones a los necesitados por intercesión
del santo. Se cuenta que san Peregrino, ante el desolador espectáculo de la
escasez de víveres en Forlí y en toda la región de Romaña, multiplicó
milagrosamente el vino y el trigo. También se destacó Peregrino por su espíritu
de penitencia: derramaba copiosas lágrimas al recordar sus pecados y se
confesaba con frecuencia; mortificaba su cuerpo con toda clase de penitencias:
rendido por el cansancio, se apoyaba en el escaño del coro o en una piedra;
sorprendido por el sueño, no buscaba el lecho sino que se tendía en la tierra
desnuda.
A consecuencia de tal rigor, a la
edad aproximada sesenta años, comenzó a sufrir un voraz cáncer originado por
una llaga varicosa que padecía en la pierna derecha. El médico Pablo Salazio
fue a visitar al paciente siervo de Dios y, con el consentimiento de la
comunidad, determinó amputarle la pierna. Peregrino, la noche anterior a la
operación, se arrastró hasta la sala capitular para orar ante un Crucifijo que
allí había; entonces, agotado por el cansancio, se quedó dormido: en el sueño
le pareció ver a Jesús que bajaba de la cruz y le sanaba la pierna. A la mañana
siguiente, el médico se presentó para llevar a cabo la amputación, pero no
encontró ninguna señal de la gangrena ni cicatrices del cáncer. Quedó atónito,
y esparció por toda la ciudad la noticia de tan portentoso milagro. Tal
prodigio contribuyó a acrecentar la veneración que todos sentían por Peregrino.
Él, por su parte, crecía cada día en perfección y en el deseo de los bienes
celestiales. Finalmente, aquejado por una altísima fiebre, cuando se acercaba a
los ochenta años, entregó su alma a Dios en el año 1345. Extraordinaria fue la
afluencia de gente, de la ciudad y de los alrededores, ante su féretro. Se
cuenta que algunos enfermos obtuvieron la salud por intercesión de Peregrino.
Su cuerpo se conserva con gran veneración en la iglesia de los Siervos en Forlí.
El papa Pablo V lo beatificó en el año 1609 y el papa Benedicto XIII lo
canonizó en el año 1726.
RECURSOS LITÚRGICOS
La Orden en atención a la
devoción que san Peregrino tiene desde antiguo ha elaborado a partir de 1996
diferentes subsidios litúrgicos en su honor, y que pueden consultarse en lengua
española en :
http://servidimaria.net/sitoosm/es/textos-osm/honor/hperegrino.pdf
En estos subsidios se desgrana la figura de nuestro Santo
I. San Peregrino Laziosi peregrino hacia el Reino
II. San Peregrino Laziosi Testigo de esperanza en la enfermedad < zm
III. San Peregrino Laziosi Siervo de santa María y testigo del Reino
Para una celebración breve o para un triduo en honor de san
Peregrino: I. San Peregrino Rebelde
convertido, hermano Siervo de santa María II. San Peregrino manso discípulo de
Cristo III. San Peregrino junto a la cruz de Cristo IV. San Peregrino sanado
por Cristo crucificado
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