La Comisión
organizadora de la procesión del Corpus Christi de la Parroquia de Santa María
ha anunciado días pasados que la imagen de la Virgen de la Encarnación, Titular
del Convento de Madre de Dios, se integrará a partir de este año en el cortejo de la procesión de forma
permanente pues hasta ahora lo han sido otras imágenes. En este caso la
designación se ha realizado por las vinculaciones históricas de esta Imagen con
la procesión Eucarística y las referencias teológicas al misterio que se
celebra en la solemnidad litúrgica.
La imagen de la Virgen de la
Encarnación volverá a participar en una procesión tras algo más de un siglo sin
hacerlo pues la última vez documentada fue en 1915 con motivo del IV Centenario
de la fundación del convento. Anteriormente contó con salida anual en la
procesión eucarística de Minerva en compañía de las imágenes de Santo Domingo,
San Vicente, la Beata Juana y Santo
Tomás – santos pertenecientes a la orden dominica que celebraba esta procesión-
a los que se sumaban los conventuales Niño
Jesús y San Miguel Arcángel; estás imágenes siguieron integrándose en la
procesión general del Corpus hasta finales de la década de los años 60 del
pasado siglo.
La Imagen de la Virgen de la
Encarnación es obra atribuida a Jorge Fernández Alemán o a su círculo más
cercano y a pesar de las restauraciones – la última considerable en 1778- ha
conservado los rasgos estilísticos de la imaginería hispalense de los primeros
años del siglo XVI. También su iconografía ha permanecido intacta: amplio
verdugado, mangas perdidas, toca de papos, rostrillo y mandorla, siguiendo la
moda de la corte de Carlos V.
La imagen presidió la antigua
Capilla del convento fundado en 1515
hasta la realización del actual templo
al que se trasladó en 1570 presidiendo el retablo mayor hasta la
realización del que en 1632 realizó Jacinto Pimentel . Desde ese momento
preside el testero de la epístola en un nuevo retablo que se le realizó a fines
del siglo XVIII
Para esta salida la imagen
vestirá el traje que en el siglo XVII se
le realizó en color rojo según reveló la propia imagen en la aparición a Sor
María Romero – Priora en 1692-. Se trata de un conjunto bordado en oro y plata,
hoy el color del tejido se ha tornado, pero constituye uno de los mejores
ejemplos del bordado de esa centuria en
la provincia de Sevilla.
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