Cuatro siglos de devoción servita. (I)
En mayo de 1617 fray Arcangelo Ballottini
publicó en Bolonia la Pratica di recitare
la corona della beatissima Vergine Maria siendo éste el primer tratado
publicado sobre el rezo de la Corona Dolorosa, práctica devocional más conocida
y difundida de la espiritualidad servita. El mismo Ballottini, gran difusor de
la devoción a la Virgen de los Dolores publicó dos años después, en 1619, el Discorso sopra la corona delli sette dolori
che sostenne la beata Vergine Maria nella passione e morte del suo dilettissimo
figliuolo e salvator nostro Giesù Christo; el año anterior, 1618, fray
Gregorio Alasia da Sommariva del Bosco († 1626) había mandado publicar en Roma
la Corona septem dolorum beatæ Mariaæ
Virginis, figurata. Estas publicaciones nos permiten fijar la fecha del nacimiento de la
Corona de la Dolorosa hacia 1617 y constatar su rápida difusión en la Orden.
El origen de la Corona de la Dolorosa es
desconocido; aunque coincide con el desarrollo del culto a la Dolorosa, a
principios del siglo XVII. El nacimiento de este ejercicio piadoso parece que
debería colocarse entre el 1607 (terminus post quem) y el 1617 (terminus ante
quem): - de hecho en 1607 la “Corona de los siete dolores” no aparece en la
lista detallada de los ejercicios de piedad practicados por los seglares de las
iglesias de los Siervos e indulgenciados por Pablo V el 14 de febrero de 1607;
en 1608 el mismo fray Arcangelo Ballottini, celoso propagador del culto a la
Dolorosa, demuestra ignorar la “Corona” en una obra (Fonte salutifera di
Giesù...) en la cual, si aquella hubiera existido, ciertamente habría sido
recordada; - a partir del 1617, en cambio, se multiplican las noticias sobre la
existencia de la “Corona de los siete dolores”.
Desde los siglos XV - XVI en los textos
legislativos y en los manuales de piedad de la Orden se prescriben o aconsejan
a los frailes o a los terciarios algunas “coronas” (Corona de los cinco salmos,
Corona del las sesenta y tres Ave Marías): pero no se trata todavía de la
Corona de la Dolorosa. Los testimonios
históricos nos muestran que la Corona Dolorosa no ha surgido como una práctica
de piedad improvisada o extraña a la vida de la Orden, sino como concretización
cultual de una espiritualidad mariana bastante difundida entre los Siervos de
María a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Sin embargo ésta no
se compuso inicialmente para alimentar la vida espiritual de los frailes, sino
como un “ejercicio espiritual” (pío ejercicio o práctica piadosa) destinado a
incrementar la devoción de los seglares pertenecientes a la orden tercera y a
los de la Compañía del hábito.
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