miércoles, 5 de septiembre de 2012

SANTOS SERVITAS :B. MARIA MAGDALENA STARACE, VIRGEN FUNDADORA DE LAS RELIGIOSAS COMPASIONISTAS SIERVAS DE MARÍA



María Magdalena (Costanza) Starace nació en Castellammare de Stabia (Nápoles) el 5 de septiembre de 1845. Desde niña deseó consagrarse a Dios. En 1865, llevada por el amor hacia la Madre Dolorosa, vistió el hábito de la Tercera Orden de los frailes Siervos de la bienaventurada Virgen María, asumiendo el nombre de María Magdalena de la Pasión. En 1867 emitió los votos religiosos en presencia del obispo de la diócesis; él le dio el encargo de fundar la Piadosa Unión de las Hijas de María para asistir las niñas en peligro. Aumentando rápidamente el número de las niñas y de sus educadoras, en 1871 el obispo erigió canónicamente la Piadosa Unión y nombró superior a M. Magdalena. Fue este el primer núcleo de la Congregación de las Religiosas Compasionistas Siervas de María. M. Magdalena murió en Scanzano de Stabia el 13 de diciembre de 1921 y ahí fue sepultada en el santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Benedicto XVI la declaró Beata el 15 de abril de 2007



Del Oficio de Lecturas

Su única gloria, ser Sierva de María
María Magdalena Starace nació en Castellammare de Stabia (Nápoles) el 5 de septiembre de 1845. Bautizada con el nombre de Constanza, desde joven mostró inclinación a la oración y al recogimiento, favorecida aún por la educación de la madre, mujer piadosa, que en el nacimiento, la había consagrada a la Virgen Dolorosa. Se conserva una estatua pequeña de la Dolorosa junto a al cual hay un papelito, donde M. Magdalena escribió: «Junto a esta Madre he crecido y educada». Fu enviada por los papás en Institutos religiosos como interna, pero por motivos de salud tuvo siempre que regresar a la familia. Mientras ella, había madurado el deseo y el propósito de consagrarse al Señor y llegar a ser religiosa. A los quince años, con el consentimiento del Confesor, hizo voto de pobreza, castidad y obediencia. A los veinte años entró a formar parte de la Tercera Orden de los Siervos de María, asumiendo el nombre de sor María Magdalena de la Pasión de Jesucristo. El obispo de Castellammare, mons. Francisco Petagna (+1878) le dio el encargo de enseñar catecismo a las niñas pobres y de dirigir dos asociaciones de piadosos jóvenes.
En aquellos años, sobre todo en el centro-sur de Italia, las condiciones de la población eran bastante incómodas, aún por las constantes epidemias, que habían dejado una estela de muertos y una número de niños huérfanos; M. Magdalena y algunas jóvenes Hijas de María empezaron a visitarlas y a instruirlas. Cuando aumentó el número de huérfanas y educadoras, las jóvenes las jóvenes rentaron una casa más grande y se establecieron allí. En 1871 el obispo erigió canónicamente la institución y nombró Superiora a M. Magdalena. También sus compañeras emitieron la profesión de Terciarias Siervas de María.
En 1872 M. Magdalena adquirió una quinta en Scanzano de Stabia, donde las hermanas se establecieron tomando el nombre de Pobres de la compasión. La compasión, en su acepción más amplia, quedará el estigma de la Congregación y constituye el carisma de las hijas de Madre M. Magdalena. En el primer esquema de la Regla se lee: «El amor y la compasión a Cristo Crucificado y a la Virgen Dolorosa llevan a la religiosa a tener compasión al prójimo en todas sus necesidades sea del espíritu como del cuerpo». En Scanzano había nacido el primer núcleo de lo que será la Congregación de las Religiosas Compasionistas Siervas de María. M. Magdalena Starace no se consideró jamás la Fundadora, pero la humilde ejecutora de la obra que Dios le había confiado. Mons. Vincenzo M. Sarnelli (+1898), sucedió a mons.Petagna, apreció y sostuvo la obra de sor M. Magdalena y llegó a ser él mismo terciario Siervo de María .
La actividad de caridad y de servicio del Instituto procedía con tenacidad y sin cansancio Solicitada por obispo y párrocos la Madre Starace había abierto nuevas casa en Campania y en Pulia para acoger a los enfermos y ancianos. El 1º de noviembre de 1893 el Instituto fue agregado in perpetuo a la Orden de los Siervos de María.
Durante unos treinta años, hasta 1900, la vida de M. Magdalena fue caracterizada por grandes pruebas en el cuerpo y en el espíritu, pero también por singulares favores celestiales. A las pruebas sor M. Magdalena oponía el arma de la oración, la aceptación de la cruz y el abandono a la voluntad de Dios. “Desde la cruz nos se baja –decía- sino se resucita cuanto todo esta terminado”. Y a menudo repetía: “Mi Dos no te comprendo, pero te adoro”.
Hasta la muerte M. Magdalena se dedicó con pasión a la vida y actividad del Instituto, realizando viajes fatigosos para visitar las casas, socorrer, aconsejar con la palabra y con los escritos a religiosas, laicos, sacerdotes, favorecida por un particular carisma de penetración de los corazones. Según un testimonio acreditado como del Beato Longo, fundador de las obras del Santuario de Pompeya, se valió por medio del consejo y experiencia de educadora. La caridad y el espíritu de iniciativa de Starace se fueron preciosos durante la primera Guerra Mundial (1915-1918) y después de la guerra, sobre todo a favor de las familias que se quedaron sin sostén de padres y hermanos.
Con mucho sacrificios Madre Starace construyó en Scanzano un Santuario dedicado al Sagrado Corazón y a la Dolorosa. En 1920 la Madre Starace puso la primera piedra de la iglesia dedicada a los Siete santos Fundadores y a la Dolorosa en Roma en la zona Italia.
El 13 de diciembre de 1921 en Scanzano de Stabia M. Magdalena Starace, afectada de la pulmonía, concluyó su laboriosa existencia. En los funerales participaron muchos religiosos, sacerdotes, laicos, autoridades y gente humilde y todos concordes en afirmar: «Murió una santa». Los restos mortales de M. Magdalena en 1929 fueron trasladadas de la tumba de familia al Santuario del Sagrado Corazón de Scanzano. El epígrafe recuerda con eficaz síntesis la figura mortal y espiritual de Madre M. Magdalena: «Vivió de la humildad, oración y sacrificio. Su única gloria fue el ser Sierva de María». El Papa Benedicto XVI escribió en el registro de los beatos M. Magdalena Starace el 15 de abril de 2007.

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