19 de junio. (Trasladada al sábado por la solemnidad del Sagrado Corazón)
Se ha podido fijar su nacimiento en Florencia alrededor de 1271; ha sido llamada "cabeza", o
incluso fundadora de la rama femenina de los Siervos de María y paradigma de la
espiritualidad servita. Aunque recibió pronto culto, su canonización tuvo lugar
solo el 12 de junio de 1737 por el papa florentino Clemente XII.
Las noticias iniciales y
fundadoras sobre ella se deben a Paolo
Attavanti un siglo desde la su muerte (1341), quien ofreció una breve y general
noticia entre 1465 y 1467 en su Dialogus de Origine Ordinis. servorum
ad Petrum Cosmae impreso en Siena en 1494 y dedicado al general de la
Orden Antonio Alabanti de Bolonia.
En el Diálogo,
una supuesta conversación entre Piero de 'Medici (muerto en 1469) y Mariano
Salvini, ex prior del convento florentino y luego obispo de Cortona, en
respuesta a la pregunta del primero sobre la existencia de alguna religiosa de
la Tercera Orden de los Siervos notable por su santidad, se afirma sin
referencias cronológicas que Santa Juliana vivió en Florencia, siendo espejo de
la virginidad y del decoro de las
mujeres, y que se hizo famosa no por su ilustre progenie o belleza particular,
sino por la gloria de su virtud que asumió junto con el hábito de la "viudedad"
de la Madre de Cristo.
La hagiografía de Santa
Juliana de Falconieri nos la presenta como fundadora de las religiosas
terciarias servitas, organizadas en 1306 en Florencia y designadas comúnmente
en Italia con el nombre de Mantellate, o de la mantilla. Según los primeros
datos sobre ella se nos presenta como hija de un hermano de San Alejo Falconieri, llamado
Carisino. Su padre, que había reunido con su comercio grandes riquezas y
levantó a sus expensas la magnífica iglesia de Nuestra Señora de la Anunciata,
y no mucho después murió. Cuando contaba sólo catorce años, en 1284, renunció
al ventajoso matrimonio que se le ofrecía y consagró a Dios su virginidad,
recibió de San Felipe Benicio el hábito de terciaria de las religiosas servitas
por él fundadas, y hasta la muerte de su madre vivió en su propia casa conforme
a las normas recibidas del Santo. Su ejemplo fue imitado por algunas damas de
la buena sociedad florentina, y aun su propia madre se puso bajo su dirección
en la vida de piedad. Un año más tarde recibía San Felipe Benicio su profesión
religiosa.
Los bolandistas nos
narran que durante años vivió un ayuno riguroso los miércoles y viernes, no
tomando en estos días más que un poco de pan y agua. El sábado lo empleaba
entregándose por completo a la contemplación de los dolores de la Virgen, y el
viernes lo dedicaba por entero a la meditación de la Pasión. De este modo fue
creciendo rápidamente la fama de sus virtudes y de la sublimidad de la vida que
llevaba, por lo cual fue aumentando el número de las mujeres que se le iban
juntando. Todas ellas llevaban, como ella, en sus propias casas una vida de
piedad y de la más absoluta consagración a Dios, sobre todo por medio de su
virginidad. Entre las que ya entonces se le juntaron en este género de vida
merecen especial mención una de sus primas, llamada Juana.
La penitencia y
austeridad causaron trastornos en su estómago y produjo una aguda enfermedad. Próxima ya a morir, según
refieren antiguos testimonios más o menos fidedignos, no pudiendo recibir el
viático, rogó ella que, al menos, le trajeran la sagrada Forma y lo depositaran
sobre su pecho, sobre el cual se extendieron los corporales. Así se hizo; pero
al punto desapareció la Sagrada Forma que en él se contenía. Y añaden las
mismas crónicas que, después de su muerte, se encontró grabado sobre el pecho,
encima del corazón, un sello a manera de hostia. Precisamente como recuerdo de
esta tradición, sus religiosas, las Mantellate, llevan sobre el lado izquierdo
de su escapulario la imagen de una hostia. Murió el 19 de junio de 1341 y desde
un principio fue sumamente venerada por su eximia santidad. Como tal, está
representada desde 1738 en la Basílica Vaticana con su propia estatua entre los
fundadores de las instituciones religiosas.
Poco se conoce realmente
sobre su figura histórica, pues los hagiógrafos crearon un prototipo medieval
de santidad propiamente femenina y descartaron datos sobre sus hechos o rasgos
propios de su personalidad y en consonancia con otras grandes santas del
momento como Clara de Asís o Catalina de Siena.
Los datos biográficos
recopilados anteriormente seguirán siendo básicos en la posterior hagiografía
de los Servitas sobre Santa Juliana y los cronistas posteriores agregarán muy
poco como en particular los Florentinos fray Cosimo dei servi en su Operetta de
1521 o Michele Poccianti en su Chronicon de 1567 así como Arcángel Giani en varias ocasiones y luego
definitivamente, en los Annales de los siervos de 1618,
admitiendo claramente que Juliana no
tenía que ser considerada como fundadora
de las monjas servitas y que no había "conocido". Sin embargo, la
fecha de fallecimiento se fijará para el 19 de junio de 1341.
Existen ciertas reticencias históricas para la vinculación de
Santa Juliana a la familia de los Falconieri,
pues éstos contaban con enterramiento en el convento de Florencia y en los
registros de sepulturas sólo existe una Guiduccia, hija de un Chiarissimo, que
era viuda. Aunque si existen datos sobre una "Giulana" criada del
servicio de otra importante familia florentina muy cercana a los religiosos.
Existen también datos de otra consagrada denominada Juana de Florencia y que
está representada en una cartela del siglo XV junto a san Felipe Benicio, a la
derecha de la Virgen "envuelta en negro y con velo blanco y cabeza. Esta misma figura
aparece en estandartes procesionales de ese momento y en la literatura piadosa
de la Orden
El desarrollo del culto
a Santa Juliana se retoma a partir de la fundación en Innsbruck en 1612 de un
monasterio de monjas de los Siervos de la Observancia germánica de la Orden
inspirada en la Congregación ermitaña establecida en Monte Senario desde 1594.
La viuda del archiduque de Austria-Tirol Fernando, Anna Caterina Gonzaga tomará
el nombres de Anna Giuliana. A petición suya se retoma el proceso
canónico para la canonización pero la falta de documentación oficial no lo pudo
hacer posible. Dificultades similares surgieron en el
proceso de beatificación de 1668-78 en el que la influencia de los Falconieri ya
es evidente y donde no fue posible presentar documentos antes del Attavanti, y
también en el caso de la canonización iniciada en 1694 y completada solo en
1737 presentando documentos: un Diario y recuerdos atribuidos
a un Fra Nicolò de Pistoia llamado Mati, anterior al autor del Opusculum y
fechado en 1384, que ofrecía nueva información sobre la vida mortificada y
llena de virtud de "Santa Juliana".
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