“Iluminados y animados, por tu Palabra, te pedimos, Señor,
por todos aquellos que ya han seguido y ahora viven tu llamada.
¡Sostenlos en las dificultades, confórtalos en los
sufrimientos, asístelos en la soledad, protégelos en la persecución, confírmalos
en la fidelidad.
Te pedimos, Señor, por aquellos que están abriendo su alma a
tu llamada o se preparan ya a seguirla. Que tu palabra los ilumine, que tu
ejemplo los conquiste, que tu gracia los guie hasta la mesa de las sagradas órdenes,
de los votos religiosos, del mandato misionero.
Que tu Palabra, Señor, sea para todos ellos guía y apoyo
para que sepan orientar, aconsejar y
sostener a los hermanos con aquella fuerza de convicción y de amor que Tu
posees y que Tu sólo puedes comunicar”.
Pablo VI, Jornada Mundial de oración por las vocaciones.
1978
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