Con
motivo del tiempo de Pascua nuestra Fraternidad celebrará el próximo viernes
día 10 solemnes cultos en honor de Nuestra Señora de los Dolores, con la
salutación y coronación de flores de la Imagen siguiendo una ancestral
costumbre de las comunidades servitas, e igualmente se celebrará la festividad
de la Misericordia Divina en honor de nuestro Señor.
A las 18
horas se iniciará la felicitación Pascual a nuestra Madre y posteriormente se
tendrá la Exposición Solemne del Santísimo Sacramento y meditación a cargo del
Vicerrector del seminario Metropolitano de Sevilla.
La Fiesta
de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones
de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos
... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que
tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor
nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena
confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con
el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque
la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
Con el
fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la
Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es
indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la
Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La
escencia de la devoción
La
esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales:
1.
Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo conceder gracias
inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese
mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la
justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya
depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré
el alma con mi paz divina".
2. La
confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para
recibir gracias. "Las gracias de mi
misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más
confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi
gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro
de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía
en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella.
Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha
sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi
bondad".
3. La
misericordia define nuestra actitud ante cada persona. "Exijo de ti obras de misericordia que
deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas
partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres
formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la
palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud
de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este
modo el alma alaba y adora mi misericordia".
4. La
actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir
gracias. "Si el alma no practica la
misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del
juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían
juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".
5. El
Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia
al día. "Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De
este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que
tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se
derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a
ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo
para las almas".
La Santa Sede decreta día de la Divina Misericordia
Una
propuesta de Santa Faustina Kowalska
La
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el
23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan
Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo
domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo
domingo de Pascua o de la Divina Misericordia»
El
decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo domingo de Pascua y las
lecturas del breviario seguirán siendo las que ya contemplaba el misal y el
rito romano.
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