viernes, 8 de abril de 2011

BEATIFICACION DE CECILIA EUSEPI, SERVITA SEGLAR


 

       Como hemos venido anunciando este año la Orden Seglar de los Servitas de Carmona ha montado un altar extraordinario de cultos para el septenario, rememorando los que montaba a principios del siglo XX, y ello para conmemorar la pronta beatificacion de la primera servita seglar, la italiana Cecilia Eusepi y aunque con la convocatoria de cultos se ha enviado a todos los hermanos una carta que nos remitió el Padre General con este motivo, queremos desde este blog hacer una breve reseña de su vida y obra.        
       La historia de Cecilia Eusepi, es la de una muchacha que vivió a principios del siglo pasado en un pueblo  a las puertas de Roma y que a los dieciochos años murió de tuberculosis. En efecto, Cecilia nació en Monte Romano el 17 de febrero de 1910, festividad de la Siete Padres Fundadores, y era la última de once hermanos, muy pequeña se trasladó con su madre viuda a la cercana Nepi, una antigua ciudad de Tucsia, donde vivía con su tío materno, que era granjero en la finca "La Massa" a tres kilómetros de la ciudad. A los seis años, al igual que otras muchas niñas la mandaron al internado para niñas huerfanas de guerra del Monasterio cisterciense de Nepi. Por su destacada sensibilidad y rapidez en aprender todo lo que se le enseñaba, las monjas no escondían su esperanza de verla un día en el claustro. Pero no era la vida monástica lo que atraía a Cecilia. A cien metros del convento se hallaba la parroquia de san Tolomeo,regida por los Siervos de María. Cecilia, una vez terminada la escuela pasaba aquí su tiempo, y es en este contexto donde madura tempranamente y con sorprendente claridad su vocación. Tanto es así que con doce años y en unión de otras compañeras mayores, pide entrar como terciaria en la Orden de los Siervos y al año siguiente, a pesar de su edad el obispo le da la dispensa para entrar como postulante en las Mantellate Siervas de María. Ira a estudiar a Roma, Pistoía, y luego a Zara. Pero su aspiración de ir a las misiones no se cumplira, en octubre de 1926, debido a la enfermedad que dos años después la llevará a la muerte, regresa a Napi.


       Esta es su breve vida. Y de todas sus circunstancias habla Cecilia  misma en su narración autobiográfica "Historia de un payaso". título humoristico, emblemático de la consideracion que tenía de si misma "un payasin", nada más. Escribe para obedecer a su confesor, a quien se lo entrega  en junio del 27 en un viejo cuaderno de colegio. "Padre perdoneme si soy tan desordenada...perdoneme el titulo" le dice riendo. La petición de escribir un diario nace del cardenal  Alesio Lapicier, de la Orden de los Siervos de María, que durante sus visitas a Napi había tenido ocasión de conocerla.


       El diario se detiene bastante en lo años de la infancia, Cecilia usa un lenguaje repleto de imagenes y comparaciones tiernas e infantiles, que se desenvuelven en una narración conmovida y rica en detalles. Quienes lean esta narración tal vez se asombre por el modo infantil y confidencial que tiene Cecilia de hablar de su vinculo de pertenencia a Jesús.
       Los últimos meses de su vida los pasa en lo que ella llama "el exilio de la Massa". Un exilio que le hace sufrir porque era consciente que no tomaría los votos , por la lejanía de Nepi  y las calumnias de los propietarios de la finca. Su único consuelo, la devoción filial a la Virgen Dolorosa, que ella llama su corazón, y la comunión, su tesoro, y que el padre Roschini, su confesor, le lleva dos días en semana. Rompen sin embargo este exilio las frecuentes visitas de campesinos, de sus compañeros de Acción Católica, de los seminaristas y de los Padres Servitas, que no pocas veces solicitan a Cecilia consejos para sus homilías. 


       Falleció cantando las oraciones a María, el día 1 de octubre de 1928. Su funeral fue una fiesta, fue como ir a una boda, los Siervos de María dieron en su honor una comida y aquel mismo día les llegó de un benefactor lejano una cuantiosa cantidad de dinero que sirvió para enjugar las estrecheces económicas del seminario.
       TEXTOS- Destacamos a continuación algunos de los escritos de Cecilia Eusepi:
       "Humildad, abandono, amor. Abandono, que preciosa es esta virtud. !Oh, si todos te comprendieran, la tierra se transformaría en antesala del Paraíso!. Nos hace descansar tranquilamente sobre las rodillas de Jesús, nos hace dormir posando nuestra cabeza en el corazón de Él, nos hace vivir felices, porque abandonados a este amigo estamos seguros de nuestro destino. Como el niño que debe atravesar de noche un bosque tupido con su madre y se agarra a las faldas de esta seguro que su madre lo llevará a buen puerto, así es el alma que se abandona a Jesús".
       "Estoy segura de que si Jesús hubiese hecho a otra alma las mismas gracias que me ha hecho a mi, la aureola de santidad no hubiera tardado en ceñir esta cabeza, pero Jesús, al que le gusta bromear con sus criaturas, se complace en colmar de gracias a las que nadie se espera, que quizás no son dignas, que ve más miserables, para hacer resplandecer  mayormente su misericordía, complaciendose en su confusión y su asombro".

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