jueves, 18 de junio de 2020

FESTIVIDAD DE SANTA JULIANA FALCONIERI


19 de junio. (Trasladada al sábado por la solemnidad del Sagrado Corazón)



Se ha podido fijar su nacimiento en Florencia alrededor de 1271;  ha sido llamada "cabeza", o incluso fundadora de la rama femenina de los Siervos de María y paradigma de la espiritualidad servita. Aunque recibió pronto culto, su canonización tuvo lugar solo el 12 de junio de 1737 por el papa florentino Clemente XII.

Las noticias iniciales y fundadoras sobre ella se deben  a Paolo Attavanti un siglo desde la su muerte (1341), quien ofreció una breve y general noticia entre 1465 y 1467 en su Dialogus de Origine Ordinis. servorum ad Petrum Cosmae impreso en Siena en 1494 y dedicado al general de la Orden Antonio Alabanti de Bolonia.

En el Diálogo, una supuesta conversación entre Piero de 'Medici (muerto en 1469) y Mariano Salvini, ex prior del convento florentino y luego obispo de Cortona, en respuesta a la pregunta del primero sobre la existencia de alguna religiosa de la Tercera Orden de los Siervos notable por su santidad, se afirma sin referencias cronológicas que Santa Juliana vivió en Florencia, siendo espejo de la virginidad y del  decoro de las mujeres, y que se hizo famosa no por su ilustre progenie o belleza particular, sino por la gloria de su virtud que asumió junto con el hábito de la "viudedad" de la Madre de Cristo.

La hagiografía de Santa Juliana de Falconieri nos la presenta como fundadora de las religiosas terciarias servitas, organizadas en 1306 en Florencia y designadas comúnmente en Italia con el nombre de Mantellate, o de la mantilla. Según los primeros datos sobre ella se nos presenta como hija de un  hermano de San Alejo Falconieri, llamado Carisino. Su padre, que había reunido con su comercio grandes riquezas y levantó a sus expensas la magnífica iglesia de Nuestra Señora de la Anunciata, y no mucho después murió. Cuando contaba sólo catorce años, en 1284, renunció al ventajoso matrimonio que se le ofrecía y consagró a Dios su virginidad, recibió de San Felipe Benicio el hábito de terciaria de las religiosas servitas por él fundadas, y hasta la muerte de su madre vivió en su propia casa conforme a las normas recibidas del Santo. Su ejemplo fue imitado por algunas damas de la buena sociedad florentina, y aun su propia madre se puso bajo su dirección en la vida de piedad. Un año más tarde recibía San Felipe Benicio su profesión religiosa.



Los bolandistas nos narran que durante años vivió un ayuno riguroso los miércoles y viernes, no tomando en estos días más que un poco de pan y agua. El sábado lo empleaba entregándose por completo a la contemplación de los dolores de la Virgen, y el viernes lo dedicaba por entero a la meditación de la Pasión. De este modo fue creciendo rápidamente la fama de sus virtudes y de la sublimidad de la vida que llevaba, por lo cual fue aumentando el número de las mujeres que se le iban juntando. Todas ellas llevaban, como ella, en sus propias casas una vida de piedad y de la más absoluta consagración a Dios, sobre todo por medio de su virginidad. Entre las que ya entonces se le juntaron en este género de vida merecen especial mención una de sus primas, llamada Juana.



La penitencia y austeridad causaron trastornos en su estómago y produjo una   aguda enfermedad. Próxima ya a morir, según refieren antiguos testimonios más o menos fidedignos, no pudiendo recibir el viático, rogó ella que, al menos, le trajeran la sagrada Forma y lo depositaran sobre su pecho, sobre el cual se extendieron los corporales. Así se hizo; pero al punto desapareció la Sagrada Forma que en él se contenía. Y añaden las mismas crónicas que, después de su muerte, se encontró grabado sobre el pecho, encima del corazón, un sello a manera de hostia. Precisamente como recuerdo de esta tradición, sus religiosas, las Mantellate, llevan sobre el lado izquierdo de su escapulario la imagen de una hostia. Murió el 19 de junio de 1341 y desde un principio fue sumamente venerada por su eximia santidad. Como tal, está representada desde 1738 en la Basílica Vaticana con su propia estatua entre los fundadores de las instituciones religiosas.

Poco se conoce realmente sobre su figura histórica, pues los hagiógrafos crearon un prototipo medieval de santidad propiamente femenina y descartaron datos sobre sus hechos o rasgos propios de su personalidad y en consonancia con otras grandes santas del momento como Clara de Asís o Catalina de Siena.



Los datos biográficos recopilados anteriormente seguirán siendo básicos en la posterior hagiografía de los Servitas sobre Santa Juliana y los cronistas posteriores agregarán muy poco como en particular los Florentinos fray Cosimo dei servi en su Operetta de 1521 o Michele Poccianti en su Chronicon de 1567 así como  Arcángel Giani en varias ocasiones y luego definitivamente, en los  Annales de los siervos de 1618, admitiendo claramente que Juliana  no tenía que ser considerada como  fundadora de las monjas servitas y que no había "conocido". Sin embargo, la fecha de fallecimiento se fijará para el 19 de junio de 1341.

Existen ciertas  reticencias históricas para la vinculación de Santa Juliana a la familia de los  Falconieri, pues éstos contaban con enterramiento en el convento de Florencia y en los registros de sepulturas sólo existe una Guiduccia, hija de un Chiarissimo, que era viuda. Aunque si existen datos sobre una "Giulana" criada del servicio de otra importante familia florentina muy cercana a los religiosos. Existen también datos de otra consagrada denominada Juana de Florencia y que está representada en una cartela del siglo XV junto a san Felipe Benicio, a la derecha de la Virgen "envuelta en negro y con velo blanco y cabeza. Esta misma figura aparece en estandartes procesionales de ese momento y en la literatura piadosa de la  Orden



El desarrollo del culto a Santa Juliana se retoma a partir de la fundación en Innsbruck en 1612 de un monasterio de monjas de los Siervos de la Observancia germánica de la Orden inspirada en la Congregación ermitaña establecida en Monte Senario desde 1594. La viuda del archiduque de Austria-Tirol Fernando, Anna Caterina Gonzaga tomará el nombres de Anna Giuliana. A petición suya se retoma el proceso canónico para la canonización pero la falta de documentación oficial no lo pudo hacer posible. Dificultades similares surgieron en el proceso de beatificación de 1668-78 en el que la influencia de los Falconieri ya es evidente y donde no fue posible presentar documentos antes del Attavanti, y también en el caso de la canonización iniciada en 1694 y completada solo en 1737 presentando documentos: un Diario y recuerdos atribuidos a un Fra Nicolò de Pistoia llamado Mati, anterior al autor del Opusculum y fechado en 1384, que ofrecía nueva información sobre la vida mortificada y llena de virtud de "Santa Juliana". 

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