lunes, 1 de octubre de 2018

NUEVA EDICIÓN DE LA MISA DE LA BEATA MARÍA GUADALUPE. PRIMERA MÁRTIR SERVITA




Fiesta Litúrgica día 3 de octubre

Entre los santos y beatos pertenecientes a la Orden de los Siervos de María la Madre María Guadalupe tiene un papel muy destacado pues es la primera y única de las elevadas a los altares por su testimonio martirial. La Santa Sede estableció el 3 de Octubre  para la celebración litúrgica de la Beata María Guadalupe, concediendo el rango de Fiesta para todos los Monasterios de Siervas de María de clausura y el rango de Memoria Obligatoria para el resto de la Orden y Familia Servita. Su fiesta cuenta con textos litúrgicos propios para la Misa.



Esta nueva edición de la Misa se nos presenta más completa ya que trae una monición de entrada; un acto penitencial y las preces. Además se incluyen los prefacios de los Santos Mártires, De Vírgenes, propio de los Santos de la Orden y la Bendición Solemne. Esta edición se ha podido realizar gracias a un donativo de una devota de Madre María Guadalupe y a la devoción de Fray Andrés Boluda, OSM.
Aquí  se puede encontrar los textos litúrgicos debidamente aprobados:

https://www.madreguadalupe.com/wp-content/uploads/2018/07/MISA.pdf.pdf

Beata Madre Guadalupe, un testimonio del martirio de los cristianos españoles del siglo XX
Nuestra Mártir fue  beatificada el 11 de marzo de 2001 en Roma por Juan Pablo II entre las primeras causas de los mártires españoles del período 1931/39; según datos fehacientes fueron asesinados por cuestiones puramente religiosas 9832 cristianos, de las cuales 4.184 eran sacerdotes, 2365 frailes y 283 monjas y unos 3000 seglares. "catálogo de los mártires cristianos del siglo XX", solicitado por el papa Juan Pablo II en el marco del Gran Jubileo del Año 2000 
Son 1.891 los mártires proclamados como tales por la Iglesia hasta el 19.12.2017. De ellos, 1.875 beatificados hasta 2017 y 11 ya canonizados;  de estos 1875,   1001 beatificados durante los pontificados de san Juan Pablo II, y en los de Benedicto XVI  y Francisco : 874

En el  DECRETO DE LA BEATIFICACIÓN O DECLARACIÓN DE MARTIRIO DE LA SIERVA DE DIOS MARÍA GUADALUPE se puede leer:

"Sintiéndose movida por la vocación a la vida consagrada, el día 11 de junio del año 1896 ingresó en el monasterio llamado del «Pie de la Cruz» en Valencia, de la Segunda Orden de los Siervos María y recibió el hábito religioso y el nombre de María Guadalupe. Pasado el año del noviciado, el día 19 de junio, fiesta de Santa Juliana Falconieri, el año 1897 emitió la profesión religiosa obligándose a conseguir la perfección y la santidad. Dispuesta y alegre estuvo siempre al realizar todas sus obras y practicar la obediencia, diligente en los actos de comunidad y cumplidora en todo. Era de carácter fuerte y pronto, pero se contenía; y con sencillez fue muy humilde(...)




En la guerra civil española estuvo preparada a emprender las dificultades y peligros que se ofrecían. Cuando en los años 1931- 1936 se hizo más dura la persecución contra la Iglesia y las instituciones religiosas, contó entre las personas buscadas por los perseguidores, también la Madre María Guadalupe, que destacaba por sus virtudes y por la aprobación de los sanos principios de la vida religiosa. En estas graves condiciones, siempre mostró, efectivamente, un ánimo más destacado. Animaba a sus Hermanas compañeras así: «Hijas mías, las cosas van muy mal: consagrémonos víctimas por Dios y la religión.» En el año 1936 fue obligada por los perseguidores a abandonar el monasterio con toda la Comunidad. Huyó a refugiarse con una hermana, en la casa paterna del lugar de Albal, donde siguió dando testimonio de sus cristianas virtudes y manifestó su voto de derramar la sangre por la conversión de los pecadores y por la consecución de la victoria de la Religión católica en España.
El día 2 de octubre del año 1936, poco después de medianoche, unos milicianos, así llamados, la arrastraron detenida a unos campos para ser muerta por el solo crimen de que «era religiosa y soltera»; porque había afirmado: «con Dios estoy casada porque soy monja». Antes de salir de casa les había dicho a los milicianos: «¿por qué me queréis matar? ¿Porque soy religiosa? ¿Y qué? Sabedlo: si volviera al mundo, sería religiosa. Si mil veces volviera al siglo, mil veces sería monja del “Pie de la Cruz”. ¿Me matáis porque soy religiosa? No sabéis el bien que me hacéis».




La Sierva de Dios siguió a los milicianos admirados, serena y alegre, llena de aquella fuerza, que sólo la fe puede infundir, conocedora de qué significaba ante Dios aquel supremo acto de amor que iba a hacer, y prometiéndoles oraciones desde el cielo por el obsequio del martirio. Aquella misma noche, en un camino que hay junto al pueblo de «Silla», ofreciéndose como «hostia» por el Reino de Dios y por la Orden de los Siervos de María, fue cruelmente asesinada, víctima inocente del odio contra Cristo y su Iglesia. Su cuerpo fue hallado a la mañana siguiente, monstruosamente destrozado y desfigurado.

Todos los que conocieron el suceso estimaron a la Sierva de Dios verdadera mártir de la fe. Al crecer la fama de su santidad y martirio, el Arzobispo de Valencia incoó la Causa de beatificación o declaración de martirio",




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