domingo, 30 de agosto de 2015

700 AÑOS DE LA MUERTE DEL BEATO ANDRÉS DE SANSEPULCRO († 1315)




El próximo día 31 de agosto se cumplen DCC años del fallecimiento del Beato Andrés, uno de los primeros religiosos de la Orden que contó con el reconocimiento público de su especial santidad,  por tal motivo nuestra Fraternidad expondrá solemnemente su Reliquia el próximo día 14 de septiembre durante las Vísperas de la solemnidad de Nuestra Señora.

La historicidad de Andrés, cuyo cuerpo se conserva hasta ahora en el altar mayor de la iglesia de Santa María de los Siervos en su ciudad natal, no ha sido jamás puesta en discusión, y su nombre aparece en las listas de los santos y beatos de la Orden de los años 1485, 1493, 1512, 1514, 1515, 1521, 1530, 1570, 1590, 1599, 1611, 1618 (Giani) y 1911 (Soulier). Su figura es conocida en la hagiografía de la Orden desde el siglo XV, sin embargo ya al final del siglo XIV su retrato se encuentra en un fresco en la capilla de la iglesia de la Orden en Siena, junto con el de otros santos frailes.

Las noticias transmitidas por la literatura hagiográfica recuerdan que después del 1273 conoció en Sansepulcro a San Felipe, del cual escuchó una homilía sobre la renuncia de los bienes terrenos que lo llevó a decidir entrar en la Orden. Es segura la presencia de San Felipe Benicio en Sansepulcro: el 15 de enero de 1272 pidió al obispo de Citta’ de Castello el permiso para construir una nueva iglesia en Sansepulcro. No es improbable que, tal predicación haya sido, y que pude haberse realizado con ocasión de la puesta de la primera piedra para la construcción de la nueva iglesia.

La decisión de entrar en la Orden podría haber sido en 1272. En 1280, siempre según la tradición, fue ordenado sacerdote; regresó a Sansepulcro en 1285. Incierta la tradición que lo coloca como predicador en Umbría, Toscana, Piamonte y Lombardía entre 1290 y 1295.

Casi con seguridad, se debe a él la  unificación de las ermitas de Montevicchi y de Barúcola (o Vallucola) en lado adriático de la montaña de Sansepulcro, al convento de los Siervos de María en 1295. Durante un largo periodo fray Andrés vivió su vida religiosa alternándose entre el convento de Sansepulcro y la ermita de Barúcola. Precisamente en Barúcola, la mañana del 31 de agosto de 1315, en la hora predicha por él mismo y después de una noche de oración, fue llamado por Dios. Su cuerpo, encontrado por los hermanos en la actitud de oración bajo una grande haya, fue trasladado a Sansepulcro donde desde entonces es custodiado en la iglesia de Santa María de los Siervos.

Una Leyenda quiere que algunos osos, que deseaban estar cerca del cuerpo ya que se había convertido en amigo de ellos, habrían excavado una fosa para impedir el traslado a Sansepulcro. En la ciudad el cuerpo fue sepultado en la iglesia de los frailes Siervos de Santa María, donde fue visto por el visitador apostólico en 1583 y donde, en 1740, fue puesto en una nueva urna colocada dentro del altar mayor.

El Papa Pío VII aprobó el culto el 29 de noviembre de 1806. La vida del Beato Andrés evoca dos características fundamentales de la vida cristiana, y de la vida religiosa en particular. Ante todo, el primado de Dios, al cual dedicar el tiempo de la escucha. Después la atención de los hermanos a los cuales transmite la Palabra de Dios. Por tanto, la dimensión comunitaria – y eclesial – de la experiencia cristiana: el de Barúcola, en efecto, no es un eremitorio individual, sino más bien comunitario. Por último, la capacidad de estar en comunión con la creación. Ciudad y montaña, convento y ermita, escucha y predicación: más que indicar elementos opuestos estos términos encierran los muchos aspectos de la vida espiritual del Beato Andrés, figura única en la persistencia del aspecto ermitaño dentro de la Orden aun después de la experiencia originaria. posible,

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