Con motivo de la celebración del Via Crucis del Señor de la Divina Misericordia se incorporará la figura de la Santa Mujer Verónica que será representada por una joven portando el tradicional mandylion tal como era costumbre en los antiguos cortejos penitenciales y que se mantiene aún en localidades vecinas a Carmona.
En esta ocasión la Verónica será encarnada por la joven María Jesús Pérez Pérez , para la que el modisto José Luis Guerrero ha diseñado un vestuario de clara inspiración barroca basándose en las pinturas de las santas que decoran la iglesia de Santa Clara de esta localidad. El santo Rostro será pintado por Luis Maqueda Toro estudiante de la especialidad de Restauración.
SANTA VERÓNICA
Su nombre podría proceder del latín significando "verdadero ícono o imagen" en referencia al hecho de quedar plasmado en su mandylion el rostro de Cristo, esta escena no se recoge en los Evangelios canónicos pero si en el apócrifo denominado Actas de Pilatos. Desde los primeros siglos de cristianismo formó parte de la memoria de
Modelo de Misericordia
Gesto misericordioso que como bien nos recuerda el texto del Via Crucis del Coliseo presidido en 2011 por SS Benedicto XVI:
"A lo largo del Camino de la Cruz , la piedad popular señala el gesto de una mujer, denso de veneración y delicadeza, casi un rastro del perfume de Betania: Verónica enjuga el rostro de Jesús. En ese rostro, desfigurado por el dolor, Verónica reconoce el rostro transfigurado por la gloria; en el semblante del Siervo sufriente, ella ve al más bello de los hombres. Ésta es la mirada que provoca el gesto gratuito de la ternura y recibe la recompensa de la impronta del Santo Rostro. Verónica nos enseña el secreto de su mirada de mujer, «que mueve al encuentro y ofrece ayuda: ¡ver con el corazón!». [
Humilde Jesús,
nuestra mirada es incapaz de ir más allá:
más allá de la indigencia,
para reconocer tu presencia,
más allá de la sombra del pecado,
para descubrir el sol de tu misericordia,
más allá de las arrugas de la Iglesia,
para contemplar el rostro dela Madre.
nuestra mirada es incapaz de ir más allá:
más allá de la indigencia,
para reconocer tu presencia,
más allá de la sombra del pecado,
para descubrir el sol de tu misericordia,
más allá de las arrugas de la Iglesia,
para contemplar el rostro de
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