viernes, 21 de septiembre de 2012

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE MONTE SENARIO


22 de septiembre


       Los Siervos de María celebran cada año la dedicación de la basílica de Monte Senario, el lugar donde los siete primeros Padres pusieron los cimientos de la Orden, que allí encuentra, en todas las épocas, motivo y estímulo para su renovación espiritual. Hasta el siglo XVII la iglesia de Monte Senario llevó el titulo de «santa María de los Siervos», pero el 4 de abril de 1717 quedó dedicada a la santísima Virgen de los Dolores.
 Del Oficio de Lecturas
Venid, veamos el lugar que el Señor nos ha preparado, subamos al monte del Señor


       El autor de la Leyenda sobre el origen de la Orden, al describir el itinerario espiritual de los siete primeros frailes Siervos de santa María, nos enseña cuán importante fue para ellos el retiro y soledad en Monte Senario. Cuando llegaron allí, a finales del año 1245, o a comienzos del año siguiente, fue como si hubiera empezado una nueva etapa del camino que Dios les había destinado. En efecto, Monte Senario fue para nuestros siete Padres «la montaña preparada por Dios» y «reservada por la divina providencia».
        El hagiógrafo describe la maravillosa naturaleza de aquel lugar como si la viera con los mismos ojos de los siete Padres: una pequeña y acogedora planicie en el vértice del monte, una fuente de agua purísima, un bosque tan bien ordenado como si lo hubiera plantado una mano de hombre. Pero sobre todo lo presenta como idóneo para el propósito de los siete Fundadores, «ya que estaba apartado de cualquier lugar habitado y era plenamente adecuado para los que querían hacer penitencia en la cumbre de él». Al darse cuenta de todas estas cualidades, los siete primeros Padres saludaron Monte Senario con el nombre sagrado y bíblico de «monte del Señor». El autor de la Leyenda nos presenta a los Siete cuando a la vista del Senario, exclaman: «Venid, veamos el lugar que el Señor nos ha preparado, subamos al Monte del Señor, lugar apropiado para nuestra vida de penitencia». La ascensión de los Siete a la cumbre de aquel monte fue un signo y una imagen de sus ascensiones espirituales.
        Allí, en la cima del monte, los Siete santos varones construyeron una domuncula, una pequeña casa para habitación; para la oración y la celebración de los sagrados misterios, edificaron una ecclesiola, una pequeña iglesia u oratorio, y lo dedicaron a santa María, para demostrar su devoción a la Madre de Dios, su gloriosa Señora, abogada y mediadora. Muy pronto, en la Orden de los Siervos, se introdujo la costumbre, a imitación de los primeros Padres, de dedicar las iglesias a santa María; leemos a este propósito en las Constitutionesantiquae: «Todas las iglesias de nuestra Orden y su altar mayor serán edificadas y consagradas en honor de nuestra Señora».


          Las vicisitudes del culto a la santísima Virgen en Monte Senario coinciden, casi, con las vicisitudes del convento, el cual una y otra vez fue el centro de la renovación espiritual de toda la Orden de los Siervos.
A finales del siglo XV, algunos frailes que habían sido formados en Monte Senario, fundaron la Congregación de la Observancia, con el fin de restituir a la Orden su primitivo fervor.
        El año 1593, el papa Clemente VIII, con la bula DecetRomdnumPontificem, aprobó canónicamente la Congregación de Ermitaños de Monte Senario, que se difundió por la Toscana y el Lacio, destacándose por las virtudes eminentes de sus miembros. Pero el año 1778, Leopoldo, gran duque de Toscana, suprimió la Congregación de los Ermitaños, y así el convento de Monte Senario volvió a la observancia común.
La humilde iglesia de Monte Senario, derruida muchas veces por el correr del tiempo y las inclemencias, fue constantemente restaura da y ampliada por obra de los frailes. También su titulo fue cambiado más de una vez: al ser reedificada, el día 21 de septiembre de 1621, fue dedicada a la Asunción de la santísima Virgen; luego, el año 1717, restaurada y debidamente consagrada, fue dedicada a la Virgen Dolorosa y a san Felipe Benicio. El año 1918, el papa Benedicto XV, con la carta apostólica In Senario Monte, promovió la venerable iglesia a la categoría de basílica menor.


        Todos los Siervos y Siervas de María consideran Monte Senario como un lugar sagrado y como la cuna y patria espiritual de la Orden: porque guarda la memoria de los orígenes de la Orden y conserva los cuerpos de los siete santos Padres, la reliquia más preciada. Monte Senario recuerda a los Siervos cual debe ser su vida: austera y penitente, laboriosa y orante, acogedora y fraternal, escondida en Dios y solícita de las necesidades de los hermanos.
       La basílica de Monte Senario y todas las iglesias de la Orden que posteriormente han sido dedicadas a santa María recuerdan a los Siervos muchos elementos de su espiritualidad: en primer lugar, que están dedicados al servicio de la Madre de Cristo y que toda su vida y su actividad apostólica se desarrollan bajo el patrocinio de la Señora; luego, que es deber suyo procurar que todas las iglesias de la Orden sean un testimonio de la devoción de la Iglesia y de los Siervos a la Madre de Dios; finalmente, que han de convertirse ellos mismos en un templo de Dios santo (cf. 1Co 3, 17) del mismo modo que la Virgen María, acogiendo el Verbo del Señor en su corazón inmaculado y en su seno virginal, se convirtió en excelsa morada de Dios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario