jueves, 20 de diciembre de 2012

MENSAJE DE NAVIDAD DEL PRIOR GENERAL



FELIZ NAVIDAD

Nuevamente la Navidad llega a nuestras vidas.
       Cada año tenemos la oportunidad de vivir este tiempo litúrgico con entusiasmo y esperanza. Y cada año la Navidad nos interpela sobre nuestra manera de recibir al Señor en nuestras vidas. Tendríamos que ser sinceros y preguntarnos si verdaderamente encuentra el Señor un lugar especial y acogedor en nuestros corazones.
       La Navidad no es solamente una fiesta de luces y colores, o una misa especial o un simple recuerdo sentimental, emotivo, folclórico y consumista. La Navidad, como todo el Año Litúrgico, es un encuentro con el Señor que irrumpe en nuestra carne mortal, un encuentro que cambia nuestras vidas continuamente y de frente al cual no podemos permanecer fríos e indiferentes. Un encuentro que nos invita a vivir nuestra fe, a vivir lo que creemos, a vivir lo que profesamos.
Dios entra en nuestra historia con mucha sencillez, en la vida ordinaria, en la vida de todos los días. Y nuestra vida ordinaria está llena de alegrías y tristezas, de angustias y de esperanzas, de salud y de enfermedad, de miedos y de valor, de lágrimas y de sonrisas, de pecado y de gracia. Y entre todas estas cosas de la vida ordinaria está el “Dios con nosotros”, el Emanuel, el Salvador.
       Por este motivo, qué bonito es experimentar su presencia, su ayuda, su compañía, su yugo suave y ligero, su alegría que nada ni nadie nos puede arrebatar. Que reconfortante es percatarse que es Él quien sana nuestras heridas, quien da sentido a nuestro dolor con el suyo y quien cobija nuestra miseria con su amor. Y qué importante, también, es hablar y compartir con los demás todas estas cosas, con sencillez, con humildad, con convicción y verdad.
       Gracias, Señor, porque nuevamente la Navidad llega a nuestras vidas. Gracias por haber venido y por haberte quedado entre nosotros. Gracias por haber nacido de manera extraordinaria en nuestra vida ordinaria. Gracias porque sigues regalándonos cada año la Navidad para decirnos cuánto nos amas. Gracias porque te encontramos siempre con María, tu Madre, y nos la regalas como Madre que nos cuida, nos guía y nos protege por el camino de la vida.

FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2012
Con cariño,
fray Angel M. Ruiz Garnica, osm
Prior General


Desde nuestro convento de San Marcelo, Roma, Diciembre de 2012

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