miércoles, 24 de mayo de 2017

LA CORONA DOLOROSA.




Cuatro siglos de devoción servita. (I)
En mayo de 1617 fray Arcangelo Ballottini publicó en Bolonia la Pratica di recitare la corona della beatissima Vergine Maria siendo éste el primer tratado publicado sobre el rezo de la Corona Dolorosa, práctica devocional más conocida y difundida de la espiritualidad servita. El mismo Ballottini, gran difusor de la devoción a la Virgen de los Dolores publicó dos años después, en 1619, el Discorso sopra la corona delli sette dolori che sostenne la beata Vergine Maria nella passione e morte del suo dilettissimo figliuolo e salvator nostro Giesù Christo; el año anterior, 1618, fray Gregorio Alasia da Sommariva del Bosco († 1626) había mandado publicar en Roma la Corona septem dolorum beatæ Mariaæ Virginis, figurata. Estas publicaciones nos  permiten fijar la fecha del nacimiento de la Corona de la Dolorosa hacia 1617 y constatar su rápida difusión en la Orden.
El origen de la Corona de la Dolorosa es desconocido; aunque coincide con el desarrollo del culto a la Dolorosa, a principios del siglo XVII. El nacimiento de este ejercicio piadoso parece que debería colocarse entre el 1607 (terminus post quem) y el 1617 (terminus ante quem): - de hecho en 1607 la “Corona de los siete dolores” no aparece en la lista detallada de los ejercicios de piedad practicados por los seglares de las iglesias de los Siervos e indulgenciados por Pablo V el 14 de febrero de 1607; en 1608 el mismo fray Arcangelo Ballottini, celoso propagador del culto a la Dolorosa, demuestra ignorar la “Corona” en una obra (Fonte salutifera di Giesù...) en la cual, si aquella hubiera existido, ciertamente habría sido recordada; - a partir del 1617, en cambio, se multiplican las noticias sobre la existencia de la “Corona de los siete dolores”.

Desde los siglos XV - XVI en los textos legislativos y en los manuales de piedad de la Orden se prescriben o aconsejan a los frailes o a los terciarios algunas “coronas” (Corona de los cinco salmos, Corona del las sesenta y tres Ave Marías): pero no se trata todavía de la Corona de la Dolorosa.  Los testimonios históricos nos muestran que la Corona Dolorosa no ha surgido como una práctica de piedad improvisada o extraña a la vida de la Orden, sino como concretización cultual de una espiritualidad mariana bastante difundida entre los Siervos de María a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Sin embargo ésta no se compuso inicialmente para alimentar la vida espiritual de los frailes, sino como un “ejercicio espiritual” (pío ejercicio o práctica piadosa) destinado a incrementar la devoción de los seglares pertenecientes a la orden tercera y a los de la Compañía del hábito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario