martes, 6 de diciembre de 2016

SALIDA PROCESIONAL NIÑO JESÚS DEL DULCE NOMBRE


18 de diciembre.
La celebración de la Eucaristía y Procesión de la imagen de nuestro Niño Jesús tendrá lugar este año en las vísperas de Navidad debido a que la fiesta de la Sagrada Familia- día que tradicionalmente lo viene haciendo- se celebra el viernes día 30 al caer la solemnidad de la Natividad y de Santa María Madre de Dios en los dos domingos de este tiempo. La celebración en este día de la festividad de la Expectación o de Nuestra Señora de la O en la que la Iglesia se regocija ya por el pronto nacimiento del Mesías lo hace muy apropiado, dentro de las celebración de la octava previa conocida por la aclamación de las Antífonas Mayores y en las que antiguamente se iniciaba el tiempo litúrgico de la Navidad.
La Eucaristía se celebrará como siempre en el templo de Santa María y coincidente con la Misa parroquial a las 11,00 hrs. A continuación se celebrará la procesión con la Imagen que recorrerá diversas calles y se recogerá en esta ocasión en la iglesia conventual de las Descalzas, ya que en ese día la Hermandad de la Esperanza celebra la Función a su Titular en el Salvador.

LAS ANTÍFONAS MAYORES
Las antífonas mayores son breves oraciones dirigidas a Jesucristo, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad.
Según el concilio de Zaragoza (año 380), el 17 de diciembre era el día inicial de la Navidad, e idéntica fecha eligió  la liturgia de la Iglesia Romana para comenzar la segunda etapa del Adviento, dedicada a preparar más directamente las fiestas navideñas, lo que imprime un carácter especial a las lecturas y oraciones de la liturgia.
Las lecturas de la Liturgia Eucarística, Oraciones Presidenciales, y la propia liturgia de las horas están dirigidas a animar y recordar el pronto nacimiento de Jesús tal como cantan las  “antífonas mayores”, que se cantan en Vísperas.
Todas ellas comienzan por la exclamación admirativa “O” (en latín, en español comienzan por “Oh”) y van seguidas por los títulos divinos del Verbo encarnado. La liturgia romana contemporánea conserva las 7 más primitivas. En la antigüedad, se cantaban con especial solemnidad en las catedrales y monasterios, reservando una antífona para cada una de las dignidades de la comunidad, que la entonaba solo. Después le respondía el coro, repitiéndola. Son un magnífico compendio de la cristología y, a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del Antiguo Testamento como de la Iglesia del Nuevo.
. Todas comienzan expresando la sorpresa de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre, por lo que dice con asombro: “Oh”. La colocación de esta aclamación inicial sirve para subrayar la fascinación de quien contempla algo inaudito, verdaderamente admirable. Continúan las antífonas con una comprensión cada vez más profunda del misterio de Cristo, sirviéndose de títulos y expresiones de la Biblia. Jesús es aclamado como Sabiduría, como Pastor, como Sol, como Rey, como Dios-con-nosotros. Todos estos títulos son necesarios para comprender mejor la identidad del Señor Jesús, aunque todos ellos son insuficientes, ya que el misterio de Cristo nunca puede ser totalmente explicado con palabras. De ahí que la exclamación admirativa “Oh”, con la que inicia cada una de las antífonas, sea tan importante. 

Después de aclamar a Cristo con títulos diversos, todas las antífonas terminan con la súplica: “ven” y una indicación de los efectos que se esperan de su venida: la liberación del pecado y de la muerte, la enseñanza de la verdad, la salvación eterna. Además de cantarse en Vísperas, se proponen, algo resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.
En el original latino, comienzan de la siguiente manera:
O Sapientia = sabiduría, Palabra de Dios dirigida a los hombres.
O Adonai = Señor poderoso (así se nombra a Dios en el Antiguo Testamento).
O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de David).
O Clavis = llave de David, que abre y cierra.
O Oriens = oriente, sol, luz.
O Rex = rey de paz.
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.

Leídas en sentido inverso, las iniciales latinas de la primera palabra después de la “O”, forman el acróstico “ero cras”, que significa “seré mañana, vendré mañana”. Estamos, finalmente, ante la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles, que le dicen: “Ven pronto”. Esta idea, escondida en las antífonas, se formula con claridad en los textos litúrgicos del día 24 por la mañana: «Hoy sabréis que viene el Señor, y mañana contemplaréis su gloria»; «Mañana será el día de vuestra salvación, dice el Señor de los ejércitos»; «Mañana quedará borrada la maldad de la tierra y será nuestro Rey el Salvador del mundo»; «Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra y sobre vosotros reinará el Salvador de mundo». Por la tarde, la Iglesia afirma convencida: «Cuando salga el sol, veréis al Rey de reyes, que viene del Padre, como el esposo sale de su cámara nupcial». Los anuncios de los profetas, las esperanzas de la Iglesia, finalmente, van a tener cumplimiento.

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