lunes, 17 de junio de 2013

SANTOS SERVITAS: SANTA JULIANA FALCONIERI, VIRGEN O.S.M.

19 de junio

Oriunda de Florencia, Juliana, atraída por la vida ejemplar de los primeros frailes Siervos de santa María, se consagró a Dios, dedicándose de lleno a la contemplación, a la penitencia y a las obras de caridad. Con razón hay que considerarla como una de aquellas piadosas mujeres que, viviendo en sus propias casas y vistiendo el hábito de las «Manteladas», adoptaban el estilo de vida de los Siervos. Juliana, de tal manera destacó entre este grupo de mujeres que, con el correr del tiempo, llegó a ser reconocida come «fundadora de la rama femenina» de la Orden. Se distinguió por su piedad Mariana y especialmente por su enardecido amor a la Eucaristía. Murió alrededor del año 1341. Su cuerpo se venera en la basílica de la Anunciación de Florencia. Fue canonizada por el papa Clemente XII, en el año 1737.
Del Oficio de Lecturas.
Iniciadora y modelo de las monjas y hermanas Siervas de Maria

Juliana nació en Florencia en el siglo XIII, cuando aún vivían algunos de los fundadores de nuestra Orden. Según se cuenta, pertenecía a la familia de los Falconieri.
En el siglo XV, fray Pablo Attavanti recogió las tradiciones orales acerca de la vida de la Santa florentina y las recopiló en dos escritos que llevan por título, Diálogo sobre el origen de la Orden y Cuaresmario. En ellos se narra que Juliana, siendo una joven de quince años, oyó a san Alejo que predicaba sobre el juicio final, y se inflamó de tal manera en el deseo de los bienes celestiales, que se entregó de lleno a la contemplación y al seguimiento de Cristo. Así pues, comenzó a frecuentar la incipiente familia de los Siervos y quedó tan hondamente admirada de su estilo de vida evangélico, que no dejó de implorar a la Reina del cielo y a sus padres hasta que logró vestir el hábito de los Siervos. En compañía de otras jóvenes piadosas mujeres que, incitadas por el mismo ideal de penitencia y caridad, buscaban una vida de mayor perfección, acudía habitualmente a la iglesia de los Siervos de Cafaggio, que se levantaba junto a las puertas de la ciudad; allí participaba en los divinos oficios, cantaba las alabanzas de la Virgen, María y servía a todos los hermanos, especialmente a los más pobres. Juliana fue un excelente modelo para sus compañeras que deseaban seguir más de cerca a Cristo, bajo la protección de la Virgen, por lo cual llegó a ser considerada como “iniciadora de las mojas y hermanas Siervas de María”, como leemos en el mencionado Cuaresmario.
Dio pruebas de ser fiel discípula de Jesús y de la Virgen, consiguiendo la victoria en su lucha contra el mundo, el demonio y la carne y, aunque era una delicada doncella, la firmeza de su virtud resplandeció ante la mirada de todos. Su santidad se hizo patente a través de signos prodigiosos, especialmente en la hora de su muerte. En efecto, cuando Juliana yacía extenuada a causa de los cilicios, vigilias, oraciones y ayunos, su estomago no podía retener alimento alguno; ella, en la imposibilidad de recibir el Viático, pese a que lo deseaba ardientemente, pidió con insistencia que le pusieran sobre el pecho el santísimo Sacramento. En la Edad Media se acostumbraba dar este consuelo a los enfermos que abrigaban el deseo de comulgar pero no podía hacerlo a causa de su dolencia; el rito iba acompañado de una oración en la cual el sacerdote pedía a Dios que santificara - mediante el Cuerpo de Cristo – el alma que había infundido en aquel cuerpo,. Juliana obtuvo la dicha de ese consuelo, y luego expiró dulcemente. Según una piadosa tradición la hostia consagrada desapareció de su pecho, como si hubiese penetrado milagrosamente en el cuerpo de Juliana. Sus restos reposan en la basílica de la Anunciación en Florencia, Italia. Fue canonizada por el papa Clemente XII, en el año de 1737.

Con el paso de los siglos, muchas mujeres han adoptado el género de vida de los frailes Siervos de santa María, como modelo del seguimiento de Cristo y de servicio a la Virgen. Algunas bien en su propia casa, otras en comunidad, tienen a santa Juliana, después de la Virgen, como maestra de vida espiritual y de actividad apostólica, y así, aunque esta Santa florentina nunca fundó ninguna congregación religiosa, la invocan y venera como “madre”.

jueves, 6 de junio de 2013

PRIMER VIERNES DE MES



       Mañana  día 7 de junio, primer viernes de mes, la Orden Seglar celebrará a las 18,30 horas oración de Vísperas ante la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia y posteriormente Oración de Salutación a Nuestra Señora de los Dolores. Además el templo del Salvador permanecerá abierto hasta las 20,30 horas, para todos aquellos fieles que deseen venerar a nuestra Titular, asi mismo Nuesto Padre Jesús de la Divina Misericordia estará, como es costumbre, expuesto en devoto besapies.